El tiempo y el espacio del taller de lectura plasmado para:



leer de diferentes maneras (por arriba, por abajo, entre líneas, a fondo, participando del texto, recreándolo),



dar cuenta de los procesos culturales en que surgen y son comprendidas o cuestionadas las obras literarias,



pensar (discutiendo, asombrándose, dejándose llevar por lo que los textos nos dicen -pero parece que no dijeran-),



y por sobre todas las cosas, y siempre, disfrutar de la buena literatura.








domingo, 10 de junio de 2012

Los nuevos, novísimos, de Cuba.


A
ctualmente existe en Cuba un gran  universo de imaginarios, relatos y signos  creados por los que son (o fueron) jóvenes después de los tiempos de la revolución. Con su propia mirada, con una perspectiva diferente a la de sus padres, (en muchos casos son “los hijos de los hijos de la revolución”), con algunos cambios en el campo cultural cubano, y sobre todo, con los condicionantes de una época que inevitablemente llega a la isla, con mayor o menor velocidad, determinando las formas de entender e interpretar el mundo.



Por otra parte, y aun teniendo en cuenta las características particulares de esta narrativa, están presentes rasgos similares en la evolución literaria, como ya hemos advertido a partir del trabajo con la narrativa argentina.

Esta renovación comienza a  fines de los años 80, cuando la narrativa cubana empieza a alejarse del camino que marcara el llamado quinquenio gris, (en los años setenta), cuando la censura y marginación alcanzó a muchos intelectuales y artistas, y que empujaron al exilio a otros. La primera generación de escritores cubanos nacidos tras 1959 y educados en los principios de la Revolución llegaba así al primer plano de la narrativa cubana con deseos de cambio,  y alcanzados por los ecos del posmodernismo que empezaban a llegar.


C
ronológicamente, el primero en surgir fue el autodenominado Seis del Ochenta, constituido en 1984 en Santiago de Cuba y primer antecedente directo de lo que serían los Novísimos.

Con propuestas en cierta manera afines a las de Seis del Ochenta, nace en 1987 el grupo denominado El Establo, al que pertenecieron (en ese entonces muy jóvenes, contaban en su mayoría entre 18 y 25 años de edad), Ronaldo Menéndez, José Miguel Sánchez, Karla Suárez , Verónica Pérez Kónina, Ricardo Arrieta, y también frecuentado por otros como Daniel Díaz Mantilla, o Ena Lucía Portela.

Los distinguía una temática centrada en la marginalidad y un afán de ruptura más radical en lo formal. El Establo consiguió notoriedad, especialmente gracias a la consecución del prestigioso Premio David para jóvenes creadores.

Junto a ellos, el colectivo Diáspora(s), creado en 1993, partía de un entendimiento diferente de la escritura, percibida  como un enfrentamiento radical a la literatura de corte realista.
A ellos se deben no sólo las primeras manifestaciones de Internet y la comunicación oral a partir de recitales performánticos, sino también la publicación de la revista Diáspora(s), que, a pesar de contar con pocos números, fue creando un nuevo espacio cultural alternativo en Cuba y ayudó a introducir el pensamiento posmodernista en la narrativa cubana.

"El árbol de la vida". Pintura del artista cubano Adalberto Medina Castillo 
Con el paso de los años, estos grupos literarios con poéticas más o menos compartidas por sus miembros acabaron por desaparecer, probablemente como reflejo de la madurez y mayor individualidad alcanzada en la obra de los que más se destacaban. 

Como respuesta quizás a la necesidad de hallar un término con el que referirse a esa tendencia renovadora cada vez más en boga, desde principios de la década tanto la crítica como los propios escritores comienzan a referirse a este grupo de escritores con el nombre genérico de “los Novísimos”, que, aun sin ser aceptado por todos, ha acabado por generalizarse.


La renovación literaria funciona al menos en tres planos:
  1. Temático
  2. Estilístico 
  3. Y el de la función de la literatura y del escritor. 




1. Renovación temática.

Exploraron temas completamente ausentes de la literatura anterior. Destacan por su importancia cinco de ellos:
  • ·         la creación literaria,
  • ·         la sexualidad,
  • ·         la participación cubana en Angola,
  • ·         la crisis económica imperante
  • ·         y la marginalidad.



En primer lugar, la creación literaria pasa a ser uno de los temas que con más asiduidad se frecuentan, dando lugar a numerosos juegos intertextuales, así como a una insistente reflexión sobre el hecho mismo de escribir. Producto de la profunda influencia que el posmodernismo ejerció sobre ellos, los Novísimos muestran una clara disposición para problematizar de manera deliberada y por muy diversas vías el acto narrativo.

Pero, con el tiempo, el juego de la metatextualidad no tardó en caer en una serie de citas muchas veces innecesarias y poco atrayentes en las que se suceden las alusiones a otros escritores del grupo.

Junto a la creación literaria, la sexualidad pasa a ser también elemento central en la narrativa de los Novísimos. Interesa enfatizar tanto la liberación sexual femenina como las sexualidades más heterodoxas: tríos, voyeurs, bestialismo, adulterio, travestismo y especialmente, homosexualidad, abordada ésta tanto desde un punto de vista masculino  como femenino, por ejemplo en la obra de Ena Lucía Portela.

En tercer lugar, la participación cubana en Angola se aborda desde una perspectiva crítica, en la que se subraya no ya el posible beneficio social de la guerra sino la tragedia personal de los participantes: se insiste en la falta de apoyo entre los soldados, e incluso se pone en duda la tan repetida voluntariedad de su participación. Asimismo, se acentúan los problemas de adaptación con los que han de enfrentarse los soldados al regreso –tanto por las heridas físicas como por las consecuencias psicológicas– así como el desaliento que sufren al retornar a un país en crisis. (Esta misma singularidad la vimos en la narrativa argentina, con el tema Malvinas).

El cuarto foco temático relevante lo conforman los comentarios –ya no mediante alusiones, sino con referencias directas– a la pobreza y a la crisis socioeconómica imperante, así como al deterioro de las relaciones humanas, hasta el punto de que pueda quizá considerarse el hambre como uno de los focos temáticos recurrentes. Cuentos como “Carne” de Ronaldo Menéndez, en el que un crítico de arte y un traductor de lenguas clásicas se ven obligados a robar una vaca para sobrevivir (y son sorprendidos por unos farmers, que proceden a matarlos para comérselos) o como “Al fondo del cementerio” de Portela, en el que los protagonistas viven en la más absoluta y denigrante pobreza en un cementerio, resultan paradigmáticos en este sentido.

Sin embargo, de todas las temáticas referidas es la marginalidad la que se sitúa como la de mayor importancia. Si bien la figura del marginal en sí no es completamente nueva en la literatura cubana, en la narrativa de los Novísimos aparece tocado de un matiz nuevo: el joven marginal asume su condición como parte de la fatalidad de su vida y se rebela abierta y agresivamente contra los dogmas establecidos.

Los personajes se convierten en “bichos raros” para quienes la drogadicción, la sexualidad como alucinógeno, la inadaptación, el heavy rock y la alienación, conforman una cultura friqui (neo hippies) donde sus protagonistas (roqueros friquis, jineteras, punks, drogadictos o alcohólicos) son ahora sobre todo antihéroes, seres aislados en sí mismos, en un replanteo de valores que desdeña los cánones, en particular el familiar, y que, con una especie de cinismo, tiene a menudo como argumento central la desolación y autodestrucción del individuo.


 Por otra parte, la mención a estos personajes aparece completamente vacía de los tonos morales presentes hasta entonces, por cuanto lo que interesa no es tanto la marginalidad en sí o sus connotaciones sociales, sino el viaje personal de cada uno de los seres marginales dentro de un mundo alienado, es decir,  quienes habitan esa marginalidad. 

Para ellos la realidad es algo incambiable, inamovible, una especie de fatalidad en la que sus personajes se encuentran atrapados. Sus obras tienen carga de existencialismo, individualismo y nihilismo.

Pero, tal  como ocurriera con la metatextualidad, con el paso de los años la insistencia en la marginalidad tendió a desembocar en una referencialidad que predominaba en el relato, en perjuicio de lo literario

La acumulación excesiva y repetitiva de ciertos personajes marginales acabaron por agotar una temática que se quiso explotar más allá de lo que podía ofrecer.

Raúl Aguiar,  (en Literatura y rock en Cuba, La Jiribilla, 114- año 2003), comenta: “Hacer cuentos de freakies pronto se convierte en una moda más, como las del gay, el balsero y la jinetera, y las nuevas historias que comienzan a aparecer en los encuentros de talleres literarios no aportan más elementos sustanciales a esta temática” . 

El “friqui” (freakie, freak) es un joven marginal, generalmente asociado con una vida desordenada, el consumo de drogas, la música rock y el desinterés más absoluto por la política. Tal es su importancia y su recurrente aparición  como protagonista, que Ronaldo Menéndez habla incluso de la existencia del “cuento-friqui”.
Evidentemente esta subcultura del límite y del margen, muestra la no identificación con los principales epistemes que conforman el espacio discursivo reconocido, cultura cuyo principal elemento nucleante es la música rock.

Para algunos críticos, únicamente  ciertos relatos -como los de de Anna Lidia Vega y Karla Suárez- consiguen superar el testimonio de grupo o subcultura, enfatizando una perspectiva más personal. Junto a estos focos temáticos, la narrativa de los Novísimos se adentra en otros ámbitos como los conflictos generacionales,  la mujer,  la realidad cubana de los noventa,  o lo fantástico, ninguno de los cuales, sin embargo, parece  alcanzar la importancia de los ya expuestos.

2. Renovación de estilo: la experimentación.
Siguiendo la línea marcada por el posmodernismo literario, los Novísimos se proponen sacudir al lector más tradicional, alejándose de patrones y acercamientos preestablecidos y se rompen esquemas genéricos, incorporando en los relatos elementos en principio ajenos a la narrativa, como:
  • ·         diálogos teatrales (acotaciones escénicas incluidas), poesías, textos pseudoperiodísticos o científicos, fragmentos de ensayos, cartas, canciones o intervenciones directas del narrador;
  • ·         se incluyen ayudas visuales, desde simples variantes tipográficas hasta fotografías o caricaturas;
  • ·         se tiende a narrar desde diversos puntos de vista, sin señalar necesariamente el cambio de narrador;
  • ·         se recurre de manera constante al pastiche y al discurso autorreferencial;
  • ·         se prefiere un lenguaje con fuerte contenido de oralidad que permite la entrada de coloquialismos y exabruptos;
  • ·         y se observa una atracción por el minimalismo, con el consecuente desarrollo del microrrelato.

3. Función de la literatura y del escritor: el testimonio

En los Novísimos el testimonio comienza a  ocupar el centro narrativo, borrando la diferencia entre lo periodístico y lo literario. Probablemente la existencia en Cuba de un periodismo restringido acabó empujando a la literatura a tomar su papel. Frente a esta función de la literatura como testimonio, los Novísimos, afirma Ronaldo Menéndez, favorecen la presencia de “lo testimonial”, componente que se aleja de la tradición del testimonio cubano.

Así,  la literatura posee una función socio-estética ya que juega un papel fundamental en la sociedad: la de hacer aflorar los problemas, enfrentarlos, aunque no necesariamente ofrecer soluciones.

 Es una literatura de preguntas más que de respuestas, y el escritor se lanza a la tarea de escribir con actitud desmitificadora. Es un discurso dialógico, en el cual conviven diferentes voces diversas que indagan en la realidad y, sobre todo, la problematiza.

Es precisamente esta perspectiva autoral problematizadora, transgresora y marcadamente iconoclasta la nota más característica y distintiva de la literatura de los Novísimos.
De tal forma, el Novísimo va quedando ligado a una etiqueta editorial que le posicionaba como escritor periférico y subalterno y que como tal, -como afirma Iván Rubio Cuevas en La doble insularidad de los novísimos narradores cubanos-, quedaba abocado a desempeñar el papel asignado e impuesto por el todopoderoso centro, pero aceptado en definitiva por algunos miembros del grupo, de chico malo.

Al comenzar el nuevo siglo, varios de ellos comenzaron a escribir novelas e hicieron contactos con editoriales extranjeras. Tras ellos, comienza entonces a percibirse una nueva generación de escritores, como los Postnovísimos.

Fuentes consultadas: 

1.Los Novísimos cubanos: primera generación de escritores nacidos en la Revolución, del Dr. Carlos Uxó , de La Trobe University.

2.Artículos de Letralia http://www.letralia.com/


A
 partir de 2005 nuevas publicaciones alternativas surgen dentro del marco  de la tecnología informática y potencian  su difusión: revista literaria Cacharro(s), 33 y 1/3. Se incursiona en la prensa digital y los sitios  webs publican los trabajos de la prensa  alternativa,  vanguardia de la publicación digital en sitios administrados desde el extranjero como  Cubanet,  Cubanuestra y  Cubaencuentro.



 Se funda la  revista  Consenso (2004), cuya  webmaster sería tres años más tarde la precursora del movimiento de blogs dentro  de la isla,
Yoani Sánchez de Generación  Y

y la tecnología se convierte en el soporte para la voz de una generación que  encuentra allí el medio donde  expresarse.






Autores con los que trabajaremos: Wendy Guerra, Ronaldo Menéndez, Jorge Enrique Lage, Karla Suárez y Ena Lucía Portela (esta selección de ninguna manera invalida  a otros autores cubanos, simplemente es el material de que disponemos).



W
endy Guerra (La Habana, 1970)
Es diplomada en dirección de cine, radio y televisión. Trabajó desde niña como actriz de televisión y cine, y durante décadas presentó un popular programa infantil en la radio y televisión cubanas. 

Su carrera como escritora también comenzó muy pronto pues sus primeros textos fueron editados a los siete años.

Ha publicado las novelas: Todos se van (2006), Nunca fui primera dama (2008) y Posar desnuda en La Habana. Anaïs Nin en Cuba (2010); los libros de cuentos: Mercí Moscú (2007), Absolut Wendy(2008) o Blumers (2011); y los poemarios: Una jaula en el cuerpo (2011), Ropa interior (2009),Cabeza rapada (1993) y Platea a oscuras (1987), entre otros.


Ganadora del Premio Bruguera 2006 con su obra Todos se van, novela seleccionada por la crítica en el diario El País como uno de los mejores libros publicados en 2006. Premio Carbet des Lycéens 2009, en 2010 fue nombrada Chevalier de la Orden de las Artes y las Letras de Francia.

Es considerada una de las 39 voces relevantes de la literatura hispanoamericana contemporánea.


Su columna Habáname http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/habaname/, que aparece en la sección digital del diario El Mundo, de España, la ha dado a conocer como una escritora interesada en vivir y escribir el diario humano y creativo desde su ciudad natal.

En una entrevista surgió la siguiente pregunta: “Has viajado por todo el mundo, has conocido nuevas culturas ¿Por qué siempre volver a Cuba, que te ata a esa tierra?

WendyMe gusta mi país, su luz, la cuna que encuentro en los que me abrazan. En mi país no soy reconocida públicamente, pero me respetan y me quieren. En medio de las pérdidas sufridas mi país es la familia. Y… ya sabes, uno no elige la familia, es complicado lidiar con ella. Eso pasa con Cuba.

 Acostumbrada desde muy joven a llevar un diario personal, utilizó ese material como base de su primera novela, "Todos se van", ganadora, en España, del Premio Bruguera, en el 2006. Ese mismo año, el diario El País, de Madrid, calificó esta obra como la mejor novela publicada ese año en España. Tres años más tarde, traducida al francés con el título de "Tout le monde s’en va", resultó vencedora en el Premio Carbet des Lycéens.

El de Wendy Guerra es un caso especial.  Mientras muchos castristas la ven como  uno de los suyos; muchos anticastristas,  también. Pero, al mismo tiempo, muchos  anticastristas la llaman castrista, y muchos  castristas la ven como “peligrosa”. 

En una entrevista del escritor colombiano John Jairo Junieles, para Letralia, se le ha preguntado:

“ — ¿Qué significa la palabra revolución para su generación?

Mi generación está muy desencantada, pero es porque somos los hijos de los hijos de la revolución. Los nietos estamos buscando los puntos de contacto y de referencia con nuestros abuelos, pero los miramos desde lejos. Los primeros años de la revolución fueron muy difíciles, aunque poco a poco las cosas se fueron abriendo cada vez más. Antes, si tenías un libro de Cabrera Infante, ibas presa. Ahora no, pero no los conseguís, no los venden. El silencio te paraliza, pero si tú eres muy fuerte, y en eso la revolución nos ha hecho fuertes para resistirlo todo, hasta la revolución misma, consigues romperlo...”

Y el escritor continúa: “Los libros que se leen hoy son, cada vez más, producto de laboratorios, de fórmulas, prejuicios, tendencias, de emociones calculadas; dirigidos a lectores a quienes se les restringe el horizonte de la sorpresa y el asombro. Eso no pasa con Todos se van (Ediciones B, Barcelona, 2006), novela de la escritora cubana Wendy Guerra. Esta novela tiene el grado de inocencia, de impureza, necesarias para que las historias se ganen un lugar en la memoria”.


J
orge Enrique Lage (La Habana, Cuba, 1979)

Es licenciado en Bioquímica, narrador y especialista del Centro de formación literaria “Onelio Jorge Cardoso”, un curso-taller de técnicas narrativas en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), donde cada año se seleccionan, a partir de una convocatoria, entre 50 y 60 jóvenes de todo el país para participar en el curso, que va desde cuestiones básicas del oficio de narrador hasta panorámicas de géneros como el policiaco y la ciencia-ficción. Es el único proyecto de ese tipo que existe en Cuba.


Además es jefe de redacción de la revista de narrativa El Cuentero y editor de Caja China Editorial. Ha publicado tres libros de cuentos: Yo fui un adolescente ladrón de tumbas (Editorial Extramuros, La Habana, 2004), Fragmentos encontrados en La Rampa (Casa Editora Abril, La Habana, 2004) y Los ojos de fuego verde (Casa Editora Abril, La Habana, 2005) y es autor de la novela El color de la sangre diluida (Editorial Letras cubanas 2007). Cuentos suyos han aparecido en varias antologías y revistas cubanas.

«Dije que había que leerlo. O intentarlo, por lo menos. Va más allá del calor y los paseos por la Rampa. Las mujeres y mulatas. La salsa. Más allá de una foto de la Habana, una foto sucia, Lage nos lleva de la mano a un abismo. Casi conectando con los límites de la ciencia ficción se decide por la sangre azulina, tornasolada. La literatura cubana transitando entre libros y mujeres muertas, norteamericanas, desangradas, que vienen y llegan por carreteras que el autor imagina veloces. Mujeres que sueñan con su sangre. Sangre, sueños, alcohol, sueño, sangre, exceso de artificio. Exceso de narrador en sí mismo. Acá un intento, una conversación con Lage y su narrativa», dice de él Claudia Apablaza en una entrevista. 

Le ha preguntado si su libro es un homenaje a American Psycho de Breat Easton Ellis, y Lage responde:

No concebí el libro como un homenaje a ningún autor en particular, aunque desde luego puede ser leído de esa manera. Hay referencias directas a Ellis, como a muchos otros escritores. Puestos a entrever homenajes y cosas por el estilo, me parece bien que sea ese nombre el que resalte.


Narra con esa sustancia que queda, como un malestar, como una indigestión, en el interior de la historia que está contando. Trabaja con mezclas de sueños, películas, escritores, actores, lo recicla todo. Pareciera a ratos una escritura dadaísta, a veces limita con lo fantástico o la ciencia ficción, y se queda en esos límites, sin internarse  en ellos.

Respecto de los escritores cubanos que se van al extranjero, y algunas críticas a ese estereotipo, Lage afirma:

“No sé si hay un estereotipo. Yo soy un escritor cubano que ha salido al extranjero. Si te refieres a los escritores cubanos que viven o han vivido en el extranjero, existe mucha variedad, tanta variedad como la que existe en Cuba: hay casi famosos, hay vedettes, hay pobres diablos desconocidos; hay buenos escritores y escritores mediocres, en fin... Lo que tal vez sí se ha creado es un estereotipo mediático de escritor cubano exiliado, un registro de lugares comunes que también forma parte del discurso sobre lo que significa ser un “escritor cubano” en general. Por supuesto, me interesa una escritura que reaccione contra eso.”

Algunos de sus escritores de referencia son Douglas Coupland, J. G. Ballard, Karel Capek, Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, César Aira, Ricardo Piglia, Enrique Vila-Matas, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas. Y para su idea de la literatura, ha suscrito la afirmación de Bolaño: “Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”.


  
R
onaldo Menéndez, (La Habana- 1970).
Es licenciado en Historia del Arte.
Autor de novelas y relatos, sus narraciones han aparecido en numerosas antologías en América Latina, España, Estados Unidos, Alemania y Francia.

Colaboró durante años como crítico literario y de arte con las principales revistas especializadas cubanas, y como columnista en el diario El Comercio de Lima, ciudad en la que también fue profesor de Periodismo en centros de educación superior, antes de instalarse en Madrid en diciembre de 2004.

Actualmente reside en Madrid, dicta cursos de técnicas narrativas, colabora con diversas publicaciones periódicas y como editor literario.


Su último libro editado se titula Río Quibú (Editorial Lengua de Trapo, 2008). Peio Hernández del diario Público escribió: «Ronaldo es uno de los más finos escritores del momento. Un delicado maestro orfebre que destaca por la pericia en la tensión y agudeza en la estructura, producto de una exigente dedicación a la investigación del relato corto. 
También sus novelas se leen como cuentos y así sucede en cada uno de los capítulos de Río Quibú. Sólo puedes quedar agarrado a las tapas del libro, mientras te explotan en la cara, uno tras otro, todo tipo de sucesos. Suelta semillas de vez en cuando, que florecen a lo largo de la lectura».

De Las Bestias (Editorial Lengua de Trapo, 2006) el escritor Juan Bonilla escribió en El Mundo lo siguiente: «La novela es vertiginosa, la prosa de Ronaldo Menéndez, de una eficacia que hace recordar a los grandes maestros americanos del género negro. Ritmo taquicárdico, se dice en la contra de la novela: es verdad. La novela alcanza velocidad supersónica y se dirige hacia un final catastrófico, no sin antes plantear, como al paso, algunas reflexiones imponentes acerca del propio sentido de la ficción».

Ronaldo Menéndez es también uno de los jóvenes autores más destacados en el género del relato breve y fue elegido por Eduardo Becerra para formar parte del elenco de autores del libro colectivo El Arquero Inmóvil: Nuevas poéticas del cuento (Páginas de Espuma, 2006), junto a otros escritores como Andrés Neuman, Eloy Tizón, Ronaldo Menéndez, Fernando Iwasaki, Rodrigo Fresán, Ana María Shua o Marcelo Cohen. Participó en el año 2007 en el evento literario Bogotá39.


K
arla Suárez (La Habana- 1969)
Narradora cubana y graduada de ingeniería electrónica.
De niña tenía dos pasiones: las matemáticas y escribir historias, pero como esto no parecía ser un conflicto decidió sumar otra pasión: la música.

En 1987 se matriculó en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (CUJAE) para estudiar ingeniería en máquinas computadoras.


 En 1994 publicó por primera vez un cuento, Aniversario, en la Revista Revolución y Cultura, en La Habana. Posteriormente este relato fue llevado al teatro por Cecilio S. Valdés y estrenado en el Centro Dramático de Cienfuegos, en 1996.

En 1998, la Fundación Alejo Carpentier de La Habana, le otorgó la Beca de creación Razón de Ser por un proyecto de novela. Ese mismo año, se instaló en Roma, donde continuó escribiendo, además de ejercer la profesión de ingeniera y profesora de informática. Ya en esos momentos, el espacio dedicado a la música había sido ocupado totalmente por la literatura. En 1999 publicó en Cuba su primer libro de cuentos, Espuma. Los relatos El ojo de la noche y En esta casa hay un fantasma, pertenecientes a este libro, fueron adaptados para la Televisión Cubana en 2002.

En 1999 obtuvo en España el Premio Lengua de Trapo por su primera novela, Silencios, con la cual fue seleccionada por el diario El Mundo entre los 10 noveles del año 2000. Además, la traducción al francés fue finalista del Premio de América insular y Guyana Amedée Huyghues Despointes, otorgado en Guadalupe, en 2004.

Apasionada del cuento como género literario, publicó en la editorial colombiana Norma un segundo libro de relatos, Carroza para actores, en 2001, y en la misma editorial reeditó Espuma al año siguiente. Muchos de sus relatos han aparecido en antologías y revistas publicadas en Inglaterra, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Polonia, Francia, Italia, España, Cuba y diversos países de América Latina.

En 2003 trasladó su domicilio a París, donde ha recibido varias becas de creación literaria, y se embarcó en la escritura de su segunda novela, La viajera, que fue publicada en España por Roca Editorial en 2005. Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas.

 En estos años, nunca ha abandonado su profesión de ingeniera, ejerciendo la docencia informática, reparación de ordenadores, desarrollo de bases de datos y diseño Web. Ha impartido, además, talleres de escritura tanto en Italia como en Francia. Ha sido invitada a dictar conferencias y a participar en festivales literarios en Europa y América Latina. Ha sido jurado del Premio Juan Rulfo. Actualmente colabora con el diario El País en España.

En 2007 fue seleccionada por el Hay Festival y Bogotá Capital Mundial del Libro entre los 39 escritores más representativos de América Latina menores de 40 años.

En 2010 trasladó su domicilio a Lisboa, Portugal, donde reside actualmente. Ese mismo año su novela ''Silencios'' fue adaptada al teatro por la compañía de teatro francesa ''Peu importe''.

En 2011, su nueva novela Habana, año cero ha sido publicada en Portugal por la Editorial Quetzal.



  
E
na Lucía Portela (La Habana-1972).
 Narradora y ensayista. Licenciada en Lenguas y Literaturas Clásicas, por la Universidad de La Habana.

El pájaro: pincel y tinta china (novela) obtuvo en 1997 el Premio Cirilo Villaverde de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y fue publicada en 1999 por Ediciones Unión, Cuba, y por Editorial Casiopea, España.

Una extraña entre las piedras (cuentos) fue publicado por Editorial Letras Cubanas, Cuba, en 1999.

El viejo, el asesino y yo (cuento) obtuvo en 1999 el Premio Juan Rulfo de Cuento que otorga Radio Francia Internacional, y fue publicado por la Editorial Letras Cubanas, Cuba, en 2000.
La sombra del caminante (novela) fue publicada por Ediciones Unión, Cuba, en 2001 y en 2006 por Editorial Kailas, España.

Cien botellas en una pared (novela) obtuvo en 2002 el Premio Jaén de Novela que otorga la Caja de Ahorros de Granada.

Ese mismo año fue publicada por Debate, España. En 2003 fue publicada por Ediciones Unión, Cuba, y por Éditions du Seuil, Francia, y obtuvo el premio Dos Océanos–Grinzane Cavour que otorga la crítica francesa a la mejor novela latinoamericana publicada en Francia en un período de dos años. En los últimos años fue publicada en Portugal e Italia, Holanda y Polonia. Y próximamente en Grecia y Turquía.

Alguna enfermedad muy grave (cuentos) fue publicado en 2006 por HK, España.
Djuna y Daniel (novela) será publicada próximamente por Random House Mondadori, España y por Ediciones Unión, Cuba.

En mayo de 2007, en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, un jurado integrado por tres prestigiosos novelistas colombianos la eligió como uno de los 39 escritores menores de 39 años más importantes de Latinoamérica.