El tiempo y el espacio del taller de lectura plasmado para:



leer de diferentes maneras (por arriba, por abajo, entre líneas, a fondo, participando del texto, recreándolo),



dar cuenta de los procesos culturales en que surgen y son comprendidas o cuestionadas las obras literarias,



pensar (discutiendo, asombrándose, dejándose llevar por lo que los textos nos dicen -pero parece que no dijeran-),



y por sobre todas las cosas, y siempre, disfrutar de la buena literatura.








sábado, 19 de mayo de 2012

Brasil y la tradición literaria portuguesa: Fernando Pessoa



L
a literatura de Brasil es sumamente rica, pero poco conocida en América Latina, (salvo algunas excepciones). Está formada por  la particular mezcla cultural de pueblos nativos (antes de la conquista alrededor de mil lenguas de diversas etnias en el enorme territorio brasileño), población negra (con numerosas lenguas y culturas africanas que llegaron a través del tráfico de esclavos), y finalmente la de los europeos emigrados. 

Pessoa, por Luis Badosa

“Brasil es un continente hilado por la lengua”.

Sin embargo ya desde la colonización portuguesa en el siglo XVI, el idioma comienza a ser elelemento aglutinador de tanta diversidad cultural y lingüística, y el mosaico cultural resultante es, por un lado, la aparición de la variedad brasileña del portugués, -que le aporta nuevos términos y también su entonación característica-, y por otro, el carácter particular de su literatura, por esa inseparable relación con la tradición literaria portuguesa



En las últimas Ferias del libro, tanto la  de Bogotá como la de Buenos Aires  contaron con la presencia de escritores brasileños contemporáneos, quienes  admiten estar orgullosos de su lengua por la musicalidad, el ritmo, la multiplicidad de sinónimos que ofrece, los juegos que se pueden hacer con el portugués.  Aceptan que no escriben para ser traducidos, y que cuando sus escritos son llevados a otros idiomas, sus vecinos hispanohablantes llevan la peor parte. En vista de que en Brasil no se incentiva el estudio del español, los textos terminan traducidos al alemán, al inglés o al francés mucho antes de, si es que llegan a, traducirse al castellano. En su país existe el Programa de Apoyo a la Traducción y a la Publicaciones de Autores Brasileños en el Exterior, que difunde la obra de  escritores contemporáneos como Santiago Nazarian, Daniel Galera, Adriana Lisboa, Luiz Ruffato o Bernardo Carvallo, entre otros.
Pero lo preocupante es  que al momento de comercializar el libro de un escritor brasileño, las editoriales buscan temas ‘propios de Brasil’. En ese orden de ideas, los escritores de ese país solo podrían escribir sobre los temas siempre estereotipados de fútbol, samba y favelas,  para ser publicados.





Vamos a organizar el trabajo de la siguiente manera: 

  1. La tradición literaria portuguesa
  2. Los autores brasileños hasta el siglo XX.
  3. Los autores contemporáneos.




L
a tradición literaria portuguesa.



Desde sus inicios situados en la poesía galaicoportuguesa medieval, hasta el premio Nobel de Literatura de 1998, José Saramago, hay una literatura enorme y variada, de la cual vamos a mencionar a dos escritores:

José Maria Eça de Queiroz, (Portugal, 1845 - Francia, 1900), considerado por muchos el mejor escritor realista portugués del siglo XIX. Fue autor, entre otras novelas de reconocida importancia,  de la primera novela realista sobre la vida portuguesa, El crimen del padre Amaro, que se publicaría en 1875 (título original portugués:  O Crime do Padre Amaro: cenas da vida devota). Causó una gran polémica en el momento de su publicación por su denuncia de la hipocresía social y religiosa.


F
ernando Pessoa (Portugal, 1888-1935)


Nos ocuparemos especialmente de Fernando Pessoa, quien no solo es uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa, sino  de la literatura del mundo.

Pessoa, en la ciudad de Lisboa.


Tuvo una vida discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente, la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos. La figura enigmática en la que se convirtió motiva gran parte de los estudios sobre su vida y su obra.
Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió, la lengua inglesa tuvo importancia en su vida, pues Pessoa se ganaba la vida como traductor. Pero por  la noche escribía poesía: No escribía «su» propia poesía, sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo, modos y voz. Publicó bajo varios e incluso publicó críticas contra sus propias obras firmadas por ellos.
Murió por problemas hepáticos a los 47 años en la misma ciudad en que naciera, dejando una descomunal obra inédita que todavía suscita análisis y controversias.


L
a obra pessoana.
Es uno de los más seductores enigmas de la literatura del siglo XX. La personalidad múltiple del poeta, esa constelación de individuos concentrados en una sola persona, hacen de él una metáfora la identidad humana. Logró aislarse para dejar que aparecieran esos otros que escribieron su obra, el “Drama en gente”, un conjunto de poemas escritos por sus heterónimos que dejó guardado en un legendario y mágico baúl destinado a la posteridad. Fue Pessoa quizás un hermano espiritual de Kafka. Como este, Pessoa decidió llevar una vida solitaria, acaso un poco gris, para darse el tiempo y la libertad de erigir una obra monumental y prodigiosa.

 
“No soy nada.
 Nunca seré nada.
 No puedo querer ser nada.
 Aparte de esto, llevo en mí todos los sueños de 
este mundo...”


Con las palabras  "un baúl lleno de gente"  el escritor italiano Antonio Tabucchi, -un  admirador rotundo de su obra-,  calificó todo lo que Pessoa dejó al morir: un baúl con innumerables páginas que, según un primer recuento, contenía 27,543 documentos.

(En 1979 dichos papeles fueron adquiridos por la Fundación Gulbenkian que los entregó en 1982 a la Biblioteca  Nacional de Lisboa. De ellos sólo una parte han sido publicados).

La grandeza de Fernando Pessoa está en su dimensión metafísica, pero también en la creación genial de un lenguaje y una nueva forma de decir;  y esa transformación radical fue determinante para toda la poesía portuguesa que le siguió.
La escritura de Pessoa, dividida como se sabe entre diversos personajes por él creados —con una biografía, una personalidad, un estilo—, parece concretar la definición contemporánea del yo como lugar de cruce: 

"Viven en nosotros innúmeros;
si pienso o siento, ignoro
 quién es quien piensa o siente.
 Soy tan sólo el lugar
 donde se siente y piensa."

En él coexisten el vanguardista, el empleado gris, el ocultista e iniciado, la querencia alcohólica de la futura gloria nacional...



"El origen de mis heterónimos es el profundo rasgo de histeria que hay en mí", "mi tendencia orgánica y constante a la despersonalización y la simulación".
     Y es cierto que pocos como él han realizado un análisis tan sutil y complejo de las relaciones entre conciencia y sensación, una restitución tan completa del proceso anímico en todos sus rincones: el sosiego y el delirio, el tedio y la angustia.


"Lo que cuenta ahora —escribía Octavio Paz en 1961— no es que los heterónimos hayan sido necesarios para su autor sino si lo son también para nosotros", y aclaraba aun: "la relación entre Pessoa y sus heterónimos no es idéntica a la del dramaturgo o el novelista con sus personajes. No es un inventor de personajes-poetas sino un creador de obras-de-poetas".

El crítico literario estadounidense Harold Bloom lo consideró en su libro The Western Canon ("El canon occidental") el más representativo poeta del siglo XX, junto al chileno Pablo Neruda.


L
os heterónimos.
Se considera que la gran creación estética de Pessoa fue la invención de los heterónimos, que atraviesa toda su obra. Los heterónimos, a diferencia de los pseudónimos, son personalidades poéticas completas: identidades, que, en principio falsas, se vuelven verdaderas a través de su manifestación artística propia y diversa del autor original. Entre los heterónimos, el mismo Fernando Pessoa pasó a ser llamado ortónimo, ya que era la personalidad original.

Los tres heterónimos más conocidos (y también aquellos con mayor obra poética, y por supuesto, personalidades bien definidas y diferentes entre sí), fueron:

  • Álvaro de Campos,
  • Ricardo Reis,
  • y Alberto Caeiro.
  • Un cuarto heterónimo de mucha importancia en la obra de Pessoa fue Bernardo Soares, autor del Livro do Desassossego (Libro del desasosiego), una importante obra literaria del siglo XX. Bernardo es considerado un semi-heterónimo por tener muchas semejanzas con Fernando Pessoa y no poseer una personalidad muy característica ni fecha de fallecimiento, al contrario que los otros tres, que tienen fecha de nacimiento y muerte, con excepción de Ricardo Reis (que no tiene fecha de fallecimiento). Por esa razón el escritor y premio Nobel portugués José Saramago pudo escribir su novela «O ano da morte de Ricardo Reis» (El año de la muerte de Ricardo Reis).
“El poeta es un fingidor.
 Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente”. 

A través de los heterónimos Pessoa encauzó una profunda reflexión sobre la relación entre verdad, existencia e identidad. Este último factor tiene una gran importancia en la famosa naturaleza misteriosa del poeta:
                Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, ¿qué puede un hombre de sensibilidad hacer, sino inventar sus amigos, o cuando menos, sus compañeros de espíritu?


Pessoa ortónimo.

La principal obra del llamado "Pessoa elemesmo" (Pessoa-él-mismo) es Mensagem, una colección de poemas sobre los grandes personajes históricos portugueses. El libro fue el único publicado en vida del autor. El resto, al baúl. 

Mientras seguimos, los invito a escuchar el poema “Padrão”, de Fernando Pessoa, de ese  libro recién citado, Mensagem, por Caetano Veloso:


(Un padrão -voz portuguesa que significa «padrón»-, era un monolito de piedra rematado por una cruz que llevaba grabadas las armas portuguesas, utilizado por los navegantes portugueses en la era de los Descubrimientos  para hacer valer la soberanía portuguesa en los lugares que descubrían).

Es significativo que en portugués el apellido Pessoa es común, y significa "persona": los hablantes de portugués perciben ese doble sentido.

Ophélia Queiroz, (una joven funcionaria de comercio de 19 años, conocida suya,  cuenta que recibía  correspondencia en la  que Álvaro de Campos le  advierte que Fernando Pessoa no debería ser tomado en serio), creó un heterónimo para Fernando Pessoa: Ferdinand Personne. En francés, "Ferdinand" es el equivalente a "Fernando", y "Personne" significa "persona" (como pessoa, que es «persona» en portugués) y también significa, como adverbio, «nadie».


 

E
l banquero anarquista. Fernando Pessoa   
En este sorprendente relato de 1922, (una de las pocas obras de Pessoa publicadas durante su vida, ya que la gran mayoría fueron publicadas después), Pessoa intenta demostrar si es posible ser a la vez un rico y ladino  banquero, y un anarquista consumado que  lucha por la liberación de la sociedad. 

La producción literaria  pessoana es insólita en verso y en  prosa. El lector  acostumbrado a los versos de Pessoa o a su  más conocido Libro del desasosiego, se asombra  ante una pieza narrativa como El banquero  anarquista, que despliega una feroz diatriba  razonada contra el mito del igualitarismo,  y contra las  posibilidades de emancipación del ciudadano,  e incluso las del individuo. Pero este salto  a la discusión ideológica bajo forma  de narración dialogada entre un sujeto que se  dice banquero y anarquista, y un joven que le escucha  incrédulo, guarda relación con un sector de su obra poco conocido: Pessoa  fue un apasionado comentarista de la vida política portuguesa y europea,  siempre dispuesto a alterar las ilusiones del ciudadano en las modernas  sociedades democráticas.

De esta manera explora lo que él mismo denominaba la "sátira dialéctica", una forma de retorcer las contradicciones humanas hasta el ridículo, donde la doble lectura, el juego dialéctico, la exploración de la contradicción del personaje central del cuento se combinan con la sutileza literaria propia del mayor escritor portugués.