El tiempo y el espacio del taller de lectura plasmado para:



leer de diferentes maneras (por arriba, por abajo, entre líneas, a fondo, participando del texto, recreándolo),



dar cuenta de los procesos culturales en que surgen y son comprendidas o cuestionadas las obras literarias,



pensar (discutiendo, asombrándose, dejándose llevar por lo que los textos nos dicen -pero parece que no dijeran-),



y por sobre todas las cosas, y siempre, disfrutar de la buena literatura.








viernes, 25 de marzo de 2011

"Wash Jones" y "El oso", de Faulkner.



El relato “Wash Jones” fue publicado en una revista, en 1934, y tiene conexión evidente  con la novela Absalom, absalom , en la que se destaca la soledad  y la enajenación de Stupen. Pero el cuento se centra en la marginación y el aislamiento a los que se ve sometido Wash, y en la traición y las diferencias sociales que pesarán sobre ambos. Allí se refleja el mundo devastado de fines de la Guerra Civil, donde el amor y la reciprocidad no tienen lugar, y donde tanto los dueños de las plantaciones como la clase pobre se dan cuenta de su propia futilidad, como lo explica Cristina Blanco Outón en su Introducción a la narrativa breve de William Faulkner.
Este cuento presenta una estructura temporal dividida en 4 fases, y una implicancia del lector es necesaria para comprender la desunión de esos dos personajes por factores sociales e históricos. La voz en 3º persona que narra adopta al principio la perspectiva del aristócrata, para marcar bien la ruindad y el egoísmo que lo caracterizan, y llevan a tomar distancia de él. Es alllí donde se adopta la postura de Wash intercalada con una voz omnisciente, y a la vez hay una clave de la narrativa faulkeriana presente: la omisión deliberada de hechos, como la muerte de Sutpen y la de Millie, para que el lector se sienta inequívocamente del lado de la tragedia de Wash y su familia pero sin demasiadas explicaciones. 
Este juego de modalización y puntos de vista amplían la violencia inherente al relato, que se ahonda con la voz fría y distante que narra  los hechos.
Este relato señala el enfrentamiento entre aristócratas y los blancos pobres (white trash), es decir la juego de modalización y puntos de vista que está siendo reemplazado por una organización preindustrial, basada en el mercantilismo y el dinero. Como asimismo la barrera infranqueable entre clases sociales y la traición de una supuesta amistad que no era más que una ilusión.


«El oso» es una historia del sur americano, cuando la frontera estaba desapareciendo; es una historia de una iniciación a un mundo que ya no es, que ya ha dejado de existir, nos dice  Luis López Jiménez (U.Salamanca), en Historia de un rito de iniciación: "The bear".
A lo largo de todo el libro tenemos una historia a través de la mente de Ike, un muchacho haciéndose hombre en medio de dos mundos: el salvaje y natural y el civilizado y domesticado, convirtiéndose así en el héroe de la tragedia americana en una América que deja de ser y significar lo que antes era para los europeos. Es una historia sobre la pérdida y destrucción de un mundo primitivo, una pérdida trágica porque termina con la muerte del último eslabón del hombre con este mundo primitivo: Old Ben, en un último intento por parte de los hombres para llegar a un compromiso con este primitivismo a punto de desaparecer, para darse cuenta dónde están sus verdaderas raíces.
Esta pérdida final y definitiva de este último eslabón se hace más trágica porque todos aceptan este destino, nadie se revela, está predestinado. Esta pérdida de lo primitivo representa, por supuesto, la pérdida de la inocencia y  libertad de la nación.
En este desesperado intento de aprender la última lección que la Naturaleza  tiene que ofrecer al hombre antes de su última y final desaparición tenemos a Ike Macaslin representando un rito perfecto. Ike ha sido espectador de la cacería anual durante su infancia. Sabía desde siempre cuándo le habría llegado su hora, así que durante años se limitó a ser un espectador, acumulando una experiencia pasiva, viendo cómo cada otoño los hombres se iban al bosque durante dos semanas. También había sabido desde siempre que los hombres no matarían al oso, su hora no había llegado todavía. 
Un sentido de comunidad impregna todas las novelas de Faulkner, por lo
tanto el rito de Ike adquiere toda su importancia al estar realizado dentro de la
comunidad. Sin embargo Ike no va a perder su individualidad, pertenece a su
familia, a su gente y todos le verán convertirse en un hombre como acólitos en  un templo. A él le empujan las mismas fuerzas que, a lo largo de los años han movido a sus antepasados: Sam Fathers, Major of Spain... Ike tenía que encontrarse un camino, tenía que convertirse en un hombre en su comunidad y para  ella, y para alcanzar el privilegio tenía que llegar a un acuerdo con las fuerzas  primitivas, con la selva y con Old Ben.
Old Ben era también un miembro de la comunidad, era parte del consciente colectivo, era parte del mito y todos daban por supuesta su existencia.
 Como en todos los ritos, además del iniciado, tenemos al sacerdote, el padre espiritual. Este sacerdote no va a ser nadie de su misma familia, que ha confiado el hijo al hombre con experiencia: Sam Fathers que está allí desde el principio, asistiéndole cuando es necesario y dejándole sólo cuando su hora ya ha llegado, había nacido en esclavitud, era hijo de un jefe Chicksaw y de una esclava negra, así que también pertenecía a los hombres primitivos. Él es quien enseña a Ike cuándo disparar y cuándo no; el que el conduce por los rituales de la caza; el que el enseña las reglas de un juego limpio.
Sam estaba allí no sólo para decirle cómo usar el rifle sino para recordarle que una de las reglas más importantes de un cazador es saber tener paciencia y aceptar que la hora no ha llegado todavía. 
Al final del relato queda explicado el rechazo de Ike de la tierra que ha heredado. Ahora a sus veintiún años descubre que el primitivismo, el mundo natural ha sido domesticado cuando el viejo Carothers McCaslin, su abuelo, compró la tierra a los hombres primitivos cuyos abuelos la habían conseguido sin rifles; descubre que los valores y enseñanzas que había adquirido en la selva no le valían en una tierra domesticada.