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ctualmente existe en Cuba un gran universo de imaginarios, relatos y signos creados por los que son (o fueron) jóvenes
después de los tiempos de la revolución. Con su propia mirada, con una
perspectiva diferente a la de sus padres, (en muchos casos son “los hijos de los hijos de la revolución”), con
algunos cambios en el campo cultural cubano, y sobre todo, con los
condicionantes de una época que inevitablemente llega a la isla, con mayor o
menor velocidad, determinando las formas de entender e interpretar el mundo.
Por otra parte, y aun teniendo en cuenta las características
particulares de esta narrativa, están presentes rasgos similares en la
evolución literaria, como ya hemos advertido a partir del trabajo con la
narrativa argentina.
Esta renovación comienza a fines de los años 80, cuando la narrativa
cubana empieza a alejarse del camino que marcara el llamado quinquenio
gris, (en los años setenta), cuando la censura y marginación alcanzó a
muchos intelectuales y artistas, y que empujaron al exilio a otros. La primera
generación de escritores cubanos nacidos tras 1959 y educados en los principios
de la Revolución llegaba así al primer plano de la narrativa cubana con deseos
de cambio, y alcanzados por los ecos del
posmodernismo que empezaban a llegar.
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ronológicamente, el primero en surgir fue el autodenominado Seis del Ochenta, constituido
en 1984 en Santiago de Cuba y primer antecedente directo de lo que serían los
Novísimos.
Con propuestas en cierta manera afines a las de Seis
del Ochenta, nace en 1987 el grupo denominado El Establo, al que
pertenecieron (en ese entonces muy jóvenes, contaban en su mayoría entre 18 y
25 años de edad), Ronaldo Menéndez, José Miguel Sánchez, Karla Suárez ,
Verónica Pérez Kónina, Ricardo Arrieta, y también frecuentado por otros como
Daniel Díaz Mantilla, o Ena Lucía Portela.
Los distinguía una
temática centrada en la marginalidad y un afán de ruptura más radical en lo
formal. El Establo consiguió notoriedad, especialmente gracias a la
consecución del prestigioso Premio David para jóvenes creadores.
Junto a ellos, el colectivo Diáspora(s), creado en 1993, partía de un entendimiento diferente
de la escritura, percibida como un
enfrentamiento radical a la literatura de corte realista.
A ellos se deben no sólo las primeras manifestaciones de
Internet y la comunicación oral a partir de recitales performánticos, sino
también la publicación de la revista Diáspora(s),
que, a pesar de contar con pocos números, fue creando un nuevo espacio cultural
alternativo en Cuba y ayudó a introducir el pensamiento posmodernista en la
narrativa cubana.
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"El árbol de la vida". Pintura del artista cubano Adalberto Medina Castillo |
Con el paso de los años, estos grupos literarios con
poéticas más o menos compartidas por sus miembros acabaron por desaparecer,
probablemente como reflejo de la madurez y mayor individualidad alcanzada en la
obra de los que más se destacaban.
Como respuesta quizás a la necesidad de
hallar un término con el que referirse a esa tendencia renovadora cada vez más
en boga, desde principios de la década tanto la crítica como los propios
escritores comienzan a referirse a este grupo de escritores con el nombre
genérico de “los Novísimos”, que, aun sin ser aceptado por todos, ha
acabado por generalizarse.
La renovación literaria
funciona al menos en tres planos:
- Temático
- Estilístico
- Y el de la función de la literatura y del escritor.
1. Renovación
temática.
Exploraron temas completamente ausentes de la literatura
anterior. Destacan por su importancia cinco de ellos:
- · la creación literaria,
- · la sexualidad,
- · la participación cubana en Angola,
- · la crisis económica imperante
- · y la marginalidad.
En primer lugar, la creación
literaria pasa a ser uno de los temas que con más asiduidad se frecuentan,
dando lugar a numerosos juegos intertextuales, así como a una insistente
reflexión sobre el hecho mismo de escribir. Producto de la profunda influencia
que el posmodernismo ejerció sobre ellos, los Novísimos muestran una clara disposición
para problematizar de manera deliberada y por muy diversas vías el acto
narrativo.
Pero, con el tiempo, el juego de la metatextualidad no tardó
en caer en una serie de citas muchas veces innecesarias y poco atrayentes en
las que se suceden las alusiones a otros escritores del grupo.
Junto a la creación literaria, la sexualidad pasa a ser
también elemento central en la narrativa de los Novísimos. Interesa enfatizar
tanto la liberación sexual femenina como las sexualidades más heterodoxas: tríos,
voyeurs, bestialismo, adulterio, travestismo y especialmente, homosexualidad,
abordada ésta tanto desde un punto de vista masculino como femenino, por ejemplo en la obra de Ena
Lucía Portela.
En tercer lugar, la participación cubana en Angola se aborda
desde una perspectiva crítica, en la que se subraya no ya el posible beneficio
social de la guerra sino la tragedia personal de los participantes: se insiste
en la falta de apoyo entre los soldados, e incluso se pone en duda la tan
repetida voluntariedad de su participación. Asimismo, se acentúan los problemas
de adaptación con los que han de enfrentarse los soldados al regreso –tanto por
las heridas físicas como por las consecuencias psicológicas– así como el
desaliento que sufren al retornar a un país en crisis. (Esta misma singularidad
la vimos en la narrativa argentina, con el tema Malvinas).
El cuarto foco temático relevante lo conforman los
comentarios –ya no mediante alusiones, sino con referencias directas– a la
pobreza y a la crisis socioeconómica imperante, así como al deterioro de las
relaciones humanas, hasta el punto de que pueda quizá considerarse el hambre
como uno de los focos temáticos recurrentes. Cuentos como “Carne” de Ronaldo
Menéndez, en el que un crítico de arte y un traductor de lenguas clásicas se
ven obligados a robar una vaca para sobrevivir (y son sorprendidos por unos
farmers, que proceden a matarlos para comérselos) o como “Al fondo del
cementerio” de Portela, en el que los protagonistas viven en la más absoluta y
denigrante pobreza en un cementerio, resultan paradigmáticos en este sentido.
Sin embargo, de todas las temáticas referidas es la
marginalidad la que se sitúa como la de mayor importancia. Si bien la figura
del marginal en sí no es completamente nueva en la literatura cubana, en la
narrativa de los Novísimos aparece tocado de un matiz nuevo: el joven marginal
asume su condición como parte de la fatalidad de su vida y se rebela abierta y
agresivamente contra los dogmas establecidos.
Los personajes se convierten en “bichos raros” para quienes la
drogadicción, la sexualidad como alucinógeno, la inadaptación, el heavy rock y
la alienación, conforman una cultura friqui (neo hippies) donde sus
protagonistas (roqueros friquis, jineteras, punks, drogadictos o alcohólicos)
son ahora sobre todo antihéroes, seres aislados en sí mismos, en un replanteo
de valores que desdeña los cánones, en particular el familiar, y que, con una
especie de cinismo, tiene a menudo como argumento central la desolación y
autodestrucción del individuo.
Para ellos
la realidad es algo incambiable, inamovible, una especie de fatalidad en la que
sus personajes se encuentran atrapados. Sus obras tienen carga de
existencialismo, individualismo y nihilismo.
Pero, tal como
ocurriera con la metatextualidad, con el paso de los años la insistencia en la
marginalidad tendió a desembocar en una referencialidad que predominaba en el
relato, en perjuicio de lo literario.
La acumulación excesiva y repetitiva de
ciertos personajes marginales acabaron por agotar una temática que se quiso
explotar más allá de lo que podía ofrecer.
Raúl Aguiar,
(en Literatura y rock en Cuba, La Jiribilla, 114- año 2003),
comenta: “Hacer cuentos de freakies pronto se convierte en una moda más, como
las del gay, el balsero y la jinetera, y las nuevas historias que comienzan a
aparecer en los encuentros de talleres literarios no aportan más elementos
sustanciales a esta temática” .
El “friqui” (freakie, freak) es un joven
marginal, generalmente asociado con una vida desordenada, el consumo de drogas,
la música rock y el desinterés más absoluto por la política. Tal es su importancia
y su recurrente aparición como
protagonista, que Ronaldo Menéndez habla incluso de la existencia del
“cuento-friqui”.
Evidentemente esta subcultura del límite y del margen,
muestra la no identificación con los principales epistemes que conforman el
espacio discursivo reconocido, cultura cuyo principal elemento nucleante es la
música rock.
Para algunos críticos, únicamente ciertos relatos -como los de de Anna Lidia
Vega y Karla Suárez- consiguen superar el testimonio de grupo o subcultura, enfatizando
una perspectiva más personal. Junto a estos focos temáticos, la narrativa de
los Novísimos se adentra en otros ámbitos como los conflictos generacionales, la mujer, la realidad cubana de los noventa, o lo fantástico, ninguno de los cuales, sin
embargo, parece alcanzar la importancia
de los ya expuestos.
2. Renovación de
estilo: la experimentación.
Siguiendo la línea marcada por el posmodernismo literario,
los Novísimos se proponen sacudir al lector más tradicional, alejándose de
patrones y acercamientos preestablecidos y se rompen esquemas genéricos,
incorporando en los relatos elementos en principio ajenos a la narrativa, como:
- · diálogos teatrales (acotaciones escénicas incluidas), poesías, textos pseudoperiodísticos o científicos, fragmentos de ensayos, cartas, canciones o intervenciones directas del narrador;
- · se incluyen ayudas visuales, desde simples variantes tipográficas hasta fotografías o caricaturas;
- · se tiende a narrar desde diversos puntos de vista, sin señalar necesariamente el cambio de narrador;
- · se recurre de manera constante al pastiche y al discurso autorreferencial;
- · se prefiere un lenguaje con fuerte contenido de oralidad que permite la entrada de coloquialismos y exabruptos;
- · y se observa una atracción por el minimalismo, con el consecuente desarrollo del microrrelato.
3. Función de la
literatura y del escritor: el
testimonio
En los Novísimos el testimonio comienza a ocupar el centro narrativo, borrando la
diferencia entre lo periodístico y lo literario. Probablemente la existencia en
Cuba de un periodismo restringido acabó empujando a la literatura a tomar su
papel. Frente a esta función de la literatura como testimonio, los Novísimos,
afirma Ronaldo Menéndez, favorecen la
presencia de “lo testimonial”, componente que se aleja de la tradición del
testimonio cubano.
Así, la literatura
posee una función socio-estética ya que juega un papel fundamental en la
sociedad: la de hacer aflorar los problemas, enfrentarlos, aunque no
necesariamente ofrecer soluciones.
Es una literatura de
preguntas más que de respuestas, y el escritor se lanza a la tarea de escribir
con actitud desmitificadora. Es un discurso dialógico, en el cual conviven diferentes
voces diversas que indagan en la realidad y, sobre todo, la problematiza.
Es precisamente esta perspectiva autoral problematizadora,
transgresora y marcadamente iconoclasta la nota más característica y distintiva
de la literatura de los Novísimos.
De tal forma, el Novísimo va quedando ligado a una etiqueta
editorial que le posicionaba como escritor periférico y subalterno y que como
tal, -como afirma Iván Rubio Cuevas en La doble insularidad
de los novísimos narradores cubanos-, quedaba abocado a desempeñar
el papel asignado e impuesto por el todopoderoso centro, pero aceptado en
definitiva por algunos miembros del grupo, de chico malo.
Al comenzar el nuevo siglo, varios de ellos comenzaron a
escribir novelas e hicieron contactos con editoriales extranjeras. Tras ellos,
comienza entonces a percibirse una nueva generación de escritores, como los
Postnovísimos.
Fuentes consultadas:
1.Los Novísimos cubanos:
primera generación de escritores nacidos en la Revolución, del Dr. Carlos
Uxó , de La Trobe University.
2.Artículos de Letralia http://www.letralia.com/
A
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partir de 2005 nuevas
publicaciones alternativas surgen dentro del marco de la tecnología informática y potencian su difusión: revista literaria Cacharro(s), 33 y 1/3. Se incursiona en la prensa
digital y los sitios webs publican los
trabajos de la prensa alternativa, vanguardia de la publicación digital en
sitios administrados desde el extranjero como
Cubanet, Cubanuestra y Cubaencuentro.
Se funda la
revista Consenso (2004),
cuya webmaster sería tres años más tarde
la precursora del movimiento de blogs dentro
de la isla,
Yoani Sánchez de Generación Y,
Yoani Sánchez de Generación Y,
y la tecnología se convierte en el soporte para la voz de una generación
que encuentra allí el medio donde expresarse.
Autores con los que trabajaremos: Wendy Guerra, Ronaldo
Menéndez, Jorge Enrique Lage, Karla Suárez y Ena Lucía Portela (esta selección de
ninguna manera invalida a otros autores
cubanos, simplemente es el material de que disponemos).
W
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endy Guerra (La
Habana, 1970)
Es diplomada en dirección de cine, radio y televisión.
Trabajó desde niña como actriz de televisión y cine, y durante décadas presentó
un popular programa infantil en la radio y televisión cubanas.
Su carrera como
escritora también comenzó muy pronto pues sus primeros textos fueron editados a
los siete años.
Ha publicado las novelas: Todos se van (2006), Nunca
fui primera dama (2008) y Posar desnuda en La Habana. Anaïs
Nin en Cuba (2010); los libros de cuentos: Mercí Moscú (2007), Absolut
Wendy(2008) o Blumers (2011); y los poemarios: Una
jaula en el cuerpo (2011), Ropa interior (2009),Cabeza
rapada (1993) y Platea a oscuras (1987), entre otros.
Ganadora del Premio Bruguera 2006 con su obra Todos
se van, novela seleccionada por la crítica en el diario El País como uno de
los mejores libros publicados en 2006. Premio Carbet des Lycéens 2009, en 2010
fue nombrada Chevalier de la Orden de las
Artes y las Letras de Francia.
Es considerada una de las 39 voces relevantes de la
literatura hispanoamericana contemporánea.
Su columna Habáname http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/habaname/,
que aparece en la sección digital del
diario El Mundo, de España, la ha dado a conocer como una escritora
interesada en vivir y escribir el diario humano y creativo desde su ciudad
natal.
En una entrevista surgió la siguiente pregunta: “Has viajado
por todo el mundo, has conocido nuevas culturas ¿Por qué siempre volver a Cuba, que te ata a esa tierra?
Wendy: Me
gusta mi país, su luz, la cuna que encuentro en los que me abrazan. En mi país
no soy reconocida públicamente, pero me respetan y me quieren. En medio de las
pérdidas sufridas mi país es la familia. Y… ya sabes, uno no elige la familia,
es complicado lidiar con ella. Eso pasa con Cuba.
Acostumbrada desde muy joven a llevar un diario
personal, utilizó ese material como base de su primera novela, "Todos se
van", ganadora, en España, del Premio Bruguera, en el 2006. Ese mismo año,
el diario El País, de Madrid, calificó esta obra como la mejor novela publicada
ese año en España. Tres años más tarde, traducida al francés con el título de
"Tout le monde s’en va", resultó vencedora en el Premio Carbet des
Lycéens.
El de Wendy Guerra es un caso especial. Mientras muchos castristas la ven como uno de los suyos; muchos anticastristas, también. Pero, al mismo tiempo, muchos anticastristas la llaman castrista, y muchos castristas la ven como “peligrosa”.
En una entrevista del escritor colombiano John Jairo
Junieles, para Letralia, se le ha
preguntado:
“ — ¿Qué significa la palabra revolución para su generación?
—Mi generación está
muy desencantada, pero es porque somos los hijos de los hijos de la revolución.
Los nietos estamos buscando los puntos de contacto y de referencia con nuestros
abuelos, pero los miramos desde lejos. Los primeros años de la revolución
fueron muy difíciles, aunque poco a poco las cosas se fueron abriendo cada vez
más. Antes, si tenías un libro de Cabrera Infante, ibas presa. Ahora no, pero
no los conseguís, no los venden. El silencio te paraliza, pero si tú eres muy
fuerte, y en eso la revolución nos ha hecho fuertes para resistirlo todo, hasta
la revolución misma, consigues romperlo...”
Y el escritor
continúa: “Los libros que se leen hoy son, cada vez más, producto de
laboratorios, de fórmulas, prejuicios, tendencias, de emociones calculadas;
dirigidos a lectores a quienes se les restringe el horizonte de la sorpresa y
el asombro. Eso no pasa con Todos se van (Ediciones B, Barcelona, 2006),
novela de la escritora cubana Wendy Guerra. Esta novela tiene el grado de
inocencia, de impureza, necesarias para que las historias se ganen un lugar en
la memoria”.
J
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orge Enrique Lage (La
Habana, Cuba, 1979)
Es licenciado en Bioquímica, narrador y especialista del
Centro de formación literaria “Onelio Jorge Cardoso”, un curso-taller de
técnicas narrativas en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), donde
cada año se seleccionan, a partir de una convocatoria, entre 50 y 60 jóvenes de
todo el país para participar en el curso, que va desde cuestiones básicas del
oficio de narrador hasta panorámicas de géneros como el policiaco y la
ciencia-ficción. Es el único proyecto de ese tipo que existe en Cuba.
Además es jefe de redacción de la revista de narrativa El Cuentero y editor de Caja China
Editorial. Ha publicado tres libros de cuentos: Yo fui un adolescente ladrón de tumbas (Editorial Extramuros, La
Habana, 2004), Fragmentos encontrados en
La Rampa (Casa Editora Abril, La Habana, 2004) y Los ojos de fuego verde (Casa Editora Abril, La Habana, 2005) y es
autor de la novela El color de la sangre
diluida (Editorial Letras cubanas 2007). Cuentos suyos han aparecido en
varias antologías y revistas cubanas.
«Dije que había que leerlo. O intentarlo, por lo menos. Va
más allá del calor y los paseos por la Rampa. Las mujeres y mulatas. La salsa.
Más allá de una foto de la Habana, una foto sucia, Lage nos lleva de la mano a
un abismo. Casi conectando con los límites de la ciencia ficción se decide por
la sangre azulina, tornasolada. La literatura cubana transitando entre libros y
mujeres muertas, norteamericanas, desangradas, que vienen y llegan por
carreteras que el autor imagina veloces. Mujeres que sueñan con su sangre.
Sangre, sueños, alcohol, sueño, sangre, exceso de artificio. Exceso de narrador
en sí mismo. Acá un intento, una conversación con Lage y su narrativa», dice de
él Claudia Apablaza en una entrevista.
Le ha preguntado si su libro es un
homenaje a American Psycho de Breat
Easton Ellis, y Lage responde:
No concebí el libro
como un homenaje a ningún autor en particular, aunque desde luego puede ser
leído de esa manera. Hay referencias directas a Ellis, como a muchos otros
escritores. Puestos a entrever homenajes y cosas por el estilo, me parece bien
que sea ese nombre el que resalte.
Narra con esa sustancia que queda, como un malestar, como
una indigestión, en el interior de la historia que está contando. Trabaja con
mezclas de sueños, películas, escritores, actores, lo recicla todo. Pareciera a
ratos una escritura dadaísta, a veces limita con lo fantástico o la ciencia
ficción, y se queda en esos límites, sin internarse en ellos.
Respecto de los escritores cubanos que se van al extranjero,
y algunas críticas a ese estereotipo, Lage afirma:
“No sé si hay un estereotipo. Yo soy un escritor cubano que
ha salido al extranjero. Si te refieres a los escritores cubanos que viven o
han vivido en el extranjero, existe mucha variedad, tanta variedad como la que
existe en Cuba: hay casi famosos, hay vedettes, hay pobres diablos
desconocidos; hay buenos escritores y escritores mediocres, en fin... Lo que
tal vez sí se ha creado es un estereotipo mediático de escritor cubano
exiliado, un registro de lugares comunes que también forma parte del discurso
sobre lo que significa ser un “escritor cubano” en general. Por supuesto, me
interesa una escritura que reaccione contra eso.”
Algunos de sus escritores de referencia son Douglas
Coupland, J. G. Ballard, Karel Capek, Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges,
César Aira, Ricardo Piglia, Enrique Vila-Matas, Guillermo Cabrera Infante,
Reinaldo Arenas. Y para su idea de la literatura, ha suscrito la afirmación de
Bolaño: “Tener el valor, sabiendo
previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”.
R
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onaldo Menéndez, (La Habana- 1970).
Es licenciado en Historia del Arte.
Autor de novelas y relatos, sus narraciones han aparecido en
numerosas antologías en América Latina, España, Estados Unidos, Alemania y
Francia.
Colaboró durante años como crítico literario y de arte con
las principales revistas especializadas cubanas, y como columnista en el diario
El Comercio de Lima, ciudad en la que también fue profesor de Periodismo en
centros de educación superior, antes de instalarse en Madrid en diciembre de
2004.
Actualmente reside en Madrid, dicta cursos de técnicas
narrativas, colabora con diversas publicaciones periódicas y como editor
literario.
Su último libro editado se titula Río Quibú (Editorial Lengua de Trapo, 2008). Peio Hernández del
diario Público escribió: «Ronaldo es uno de los más finos escritores del
momento. Un delicado maestro orfebre que destaca por la pericia en la tensión y
agudeza en la estructura, producto de una exigente dedicación a la investigación
del relato corto.
También sus novelas se leen como cuentos y así sucede en cada
uno de los capítulos de Río Quibú. Sólo puedes quedar agarrado a las tapas del
libro, mientras te explotan en la cara, uno tras otro, todo tipo de sucesos.
Suelta semillas de vez en cuando, que florecen a lo largo de la lectura».
De Las Bestias
(Editorial Lengua de Trapo, 2006) el escritor Juan Bonilla escribió en El Mundo
lo siguiente: «La novela es vertiginosa, la prosa de Ronaldo Menéndez, de una
eficacia que hace recordar a los grandes maestros americanos del género negro.
Ritmo taquicárdico, se dice en la contra de la novela: es verdad. La novela
alcanza velocidad supersónica y se dirige hacia un final catastrófico, no sin
antes plantear, como al paso, algunas reflexiones imponentes acerca del propio
sentido de la ficción».
Ronaldo Menéndez es también uno de los jóvenes autores más
destacados en el género del relato breve y fue elegido por Eduardo Becerra para
formar parte del elenco de autores del libro colectivo El Arquero Inmóvil: Nuevas
poéticas del cuento (Páginas de Espuma, 2006), junto a otros escritores
como Andrés Neuman, Eloy Tizón, Ronaldo Menéndez, Fernando Iwasaki, Rodrigo
Fresán, Ana María Shua o Marcelo Cohen. Participó en el año 2007 en el evento
literario Bogotá39.
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arla Suárez (La
Habana- 1969)
Narradora cubana
y graduada de ingeniería electrónica.
De niña tenía dos pasiones: las matemáticas y escribir
historias, pero como esto no parecía ser un conflicto decidió sumar otra
pasión: la música.
En 1987 se matriculó en el Instituto Superior Politécnico
José Antonio Echeverría (CUJAE) para estudiar ingeniería en máquinas
computadoras.
En 1998, la Fundación
Alejo Carpentier de La Habana, le otorgó la Beca de creación Razón de Ser
por un proyecto de novela. Ese mismo año, se instaló en Roma, donde continuó
escribiendo, además de ejercer la profesión de ingeniera y profesora de
informática. Ya en esos momentos, el espacio dedicado a la música había sido
ocupado totalmente por la literatura. En 1999 publicó en Cuba su primer libro
de cuentos, Espuma. Los relatos El ojo de la noche y En esta casa hay un fantasma, pertenecientes a este libro, fueron
adaptados para la Televisión Cubana en 2002.
En 1999 obtuvo en España el Premio Lengua de Trapo por su
primera novela, Silencios, con la
cual fue seleccionada por el diario El Mundo entre los 10 noveles del año 2000.
Además, la traducción al francés fue finalista del Premio de América insular y
Guyana Amedée Huyghues Despointes, otorgado en Guadalupe, en 2004.
Apasionada del cuento como género literario, publicó en
la editorial colombiana Norma un segundo libro de relatos, Carroza para actores, en 2001, y en la misma editorial reeditó Espuma al año siguiente. Muchos de sus
relatos han aparecido en antologías y revistas publicadas en Inglaterra,
Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Polonia, Francia, Italia, España, Cuba y
diversos países de América Latina.
En 2003 trasladó su domicilio a París, donde ha recibido varias becas de creación literaria, y se embarcó en la
escritura de su segunda novela, La viajera, que fue publicada en España por
Roca Editorial en 2005. Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas.
En 2007 fue seleccionada por el Hay Festival y Bogotá
Capital Mundial del Libro entre los 39 escritores más representativos de
América Latina menores de 40 años.
En 2010 trasladó su domicilio a Lisboa, Portugal, donde
reside actualmente. Ese mismo año su novela ''Silencios'' fue adaptada al teatro por la compañía de teatro
francesa ''Peu importe''.
En 2011, su nueva novela Habana, año cero ha sido
publicada en Portugal por la Editorial Quetzal.
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na Lucía Portela
(La Habana-1972).
El pájaro: pincel y
tinta china (novela) obtuvo en 1997 el Premio Cirilo Villaverde de la Unión
de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y fue publicada en 1999 por Ediciones
Unión, Cuba, y por Editorial Casiopea, España.
Una extraña entre
las piedras (cuentos) fue publicado por Editorial Letras Cubanas, Cuba, en
1999.
El viejo, el
asesino y yo (cuento) obtuvo en 1999 el Premio Juan Rulfo de Cuento que
otorga Radio Francia Internacional, y fue publicado por la Editorial Letras
Cubanas, Cuba, en 2000.
La sombra del
caminante (novela) fue publicada por Ediciones Unión, Cuba, en 2001 y en
2006 por Editorial Kailas, España.
Cien botellas en
una pared (novela) obtuvo en 2002 el Premio Jaén de Novela que otorga la
Caja de Ahorros de Granada.
Ese mismo año fue publicada por Debate, España. En 2003
fue publicada por Ediciones Unión, Cuba, y por Éditions du Seuil, Francia, y
obtuvo el premio Dos Océanos–Grinzane Cavour que otorga la crítica francesa a
la mejor novela latinoamericana publicada en Francia en un período de dos años.
En los últimos años fue publicada en Portugal e Italia, Holanda y Polonia. Y próximamente
en Grecia y Turquía.
Alguna enfermedad
muy grave (cuentos) fue publicado en 2006 por HK, España.
Djuna y Daniel (novela) será publicada próximamente por
Random House Mondadori, España y por Ediciones Unión, Cuba.
En mayo de 2007, en el marco de la Feria del Libro de
Bogotá, un jurado integrado por tres prestigiosos novelistas colombianos la
eligió como uno de los 39 escritores menores de 39 años más importantes de
Latinoamérica.
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