El tiempo y el espacio del taller de lectura plasmado para:



leer de diferentes maneras (por arriba, por abajo, entre líneas, a fondo, participando del texto, recreándolo),



dar cuenta de los procesos culturales en que surgen y son comprendidas o cuestionadas las obras literarias,



pensar (discutiendo, asombrándose, dejándose llevar por lo que los textos nos dicen -pero parece que no dijeran-),



y por sobre todas las cosas, y siempre, disfrutar de la buena literatura.








sábado, 12 de marzo de 2011

Sherwood Anderson y el nuevo realismo norteamericano.

Rodrigo Fresán afirma que la literatura norteamericana es tan amplia que resulta positiva y negativa a la vez, pues por una parte nunca deja de asombrar con nuevos autores, pero deja oculta otros grandes nombres en medio del bosque literario. Por eso, no es sorprendente que se desconozca el nombre de Sherwood Anderson (1876-1941), escritor perteneciente a la generación de los años 20, considerado como el fundador del nuevo realismo norteamericano.
Uno de sus libros más aclamados es “Winnesburg, Ohio” (1919), colección de 22 relatos relacionados entre sí -uno de ellos en cuatro partes- que muchos críticos consideran en realidad una novela y uno de los mejores libros en lengua inglesa del siglo XX. Describe, a medio camino entre el análisis psicológico y el sociológico, las frustraciones de los habitantes de una pequeña comunidad rural incapaces de adaptarse a las nuevas formas de vida.
Sherwood Anderson nació en el pueblo de Camden, Ohio, el 13 de septiembre de 1876. En su autobiografía titulada "A Story Teller's Story", el escritor evoca a los suyos, una familia escocesa- irlandesa radicada en el Sur de los Estados Unidos, de madre con ascendencia italiana, constituyendo todos ellos una especie de tribu gitana. Desde los doce años, tuvo que contribuir al sostén de su familia. A veces salía con su padre y con sus hermanos a pintar rejas y letreros en los caminos. Hizo de todo. Fue suplementero y mozo de cuadra. Esta experiencia fue, al mismo tiempo, su aprendizaje de novelista. Después de una serie de acontecimientos, que incluyó el alistamiento como voluntario en la guerra de la Independencia de Cuba,  trabajó como gerente de una fábrica de pinturas en Ohio.


Fue entonces cuando comenzó a escribir por primera vez. El industrialismo americano y los problemas entre el capital y el trabajo lo impresionaron e indignaron en tal forma que un día, interrumpiéndose en el curso de una carta comercial que dictaba a. su secretaria, exclamó dramáticamente: "Estoy caminando en el lecho de un río". Acto seguido, tomó su sombrero y salió de la fábrica y de la ciudad para no retornar jamás. El volumen titulado "Winesburg, Ohio" traducido al español como "Historias de 1o grotesco", lo consagró en el mundo de las letras e hizo que se lo comparara con Dostoievski y con Chejov, a ninguno de los cuales Anderson había leído jamás. "Cuando adquirí fama de narrador"- cuenta él mismo al respecto, "se me acusó de inspirarme en los rusos. Esta afirmación es plausible. Se apoya en una razón sólida". En realidad, a Sherwood Anderson le correspondió en los Estados Unidos, como a Chejov en Rusia, el mérito de haber liberado a la "short-story" norteamericana de los moldes convencionales y rígidos dentro de los cuales se había estancado después de O’ Henry . Igual que Chejov, él rechazó la forma y el estilo del cuento tradicional y, en vez de exponer objetivamente un problema y llevarlo a su solución, cultivó el análisis subjetivo, como en su célebre "Quisiera saber por qué” , en que el héroe, un adolescente perplejo ante la vida, habla en primera persona en una forma que produce la impresión de una narración inconexa, pero que en realidad está hábilmente manejada por el autor, corno el fin de producir el efecto de espontaneidad deseado. "Winesburg, Ohio" traza, a través de sus diferentes narraciones, el cuadro de una pequeña ciudad norteamericana. Sus personajes son seres vulgares, pero captados en aquellos momentos en que experimentan sentimientos e impulsos ardientes, por lo general reprimidos o mal dirigidos. Para Sherwood Anderson, el sexo es la motivación de casi todos los actos humanos. En cuanto a sus historias, ellas giran en torno a George Willard, un joven reportero que sueña con "huir de todo aquello" y con realizar algo grande. Su pueblo no ofrece para él ningún interés.
En "Poor White" (Pobre Blanco, 1920), presenta impresiones de la vida norteamericana en forma de cuentos y poemas, como en "The Dumb Man", donde expresa el problema del autor y su anhelo de traducir en palabras lo inexpresable, es decir, lo que ocurre en el cerebro de sus personajes, gentes en su mayor parte inarticuladas y frustradas. Cuando estuvo en Nueva Orleans observó la vida de los negros, que describió con su estilo brillante, cargado de imágenes, con ese realismo inventado por él, gracias al cual todo se transfigura y la realidad aparece velada de ensueño y emoción, y los paisajes y los retratos están envueltos en una atmósfera de sueño.
Analizando la vida y obra de Sherwood Anderson, dice el crítico español Benjamín Jarnés: "Barrió, segó, pintó carteles llevó al hombro un fusil, vendió chucherías, divagó, cuidó caballos... Y, ya cursada su espléndida carrera de escritor, recibió el doctorado de gran poeta, quizá el más considerable en su patria después de Walt Whitman. Una larga, una turbulenta carrera hecha a pie, sin fortuna, pero rico, riquísimo".
A comienzo de 1941., Sherwood Anderson partió a Sudamérica, en una gira cuya meta debió ser Chile. Nunca explicó las razones de aquel viaje que no alcanzó a realizar. A poco de partir, murió, el 8 de marzo, en la zona del Canal, de un ataque agudo de apendicitis.
Las múltiples peripecias de su vida no dejaron amargura en el alma de Anderson; en su autobiografía escribió: “Las gentes que sienten una vocación artística deberían entrenarse en lo que se ha convenido en llamar "pobreza". Cuando se entra en la vida con el mimo que da la clase media, el artista se coloca en el trance de acabar dentro de la piel de uno de esos amargados que se pasan la vida lamentándose de que el público no se precipite a aplaudirles cuando pasan".

Su aporte a la cuentística literaria (por Esteban Arriagada).
Maestro de Scott Fitzgerald o Ernest Hemingway, Anderson fue un maestro del relato breve y uno de los modernizadores del género. Sus contribuciones literarias se centran principalmente en consolidar ciertos rasgos que definirán el desarrollo posterior de toda una estética. Entre otros elementos, se puede nombrar la
  • sobriedad en las descripciones,
  • la economía del lenguaje,
  • diálogos exactos,
  • cierto lirismo al interior del texto.
  • personajes mínimos pero descriptos en ciertos momentos paradigmáticos que reflejan el punto en que la vida se les transforma por completo.
  • episodios narrados desde un presente muy concreto (confluyendo el pasado con el futuro)
  • finales abiertos, casi sin conflicto.
  • estilo falsamente ingenuo, pero que pretende abarcar toda la complejidad humana.
Sus  temas recurrentes:  
  • la huida del campo a la ciudad,
  • la transformación del mercado del trabajo
  • la rebelión de la juventud,
Va creando un concepto de identidad, en la cual el individuo es el centro de la sociedad. Se muestra toda una cultura individualista, del triunfo, de la exaltación del dinero que posteriormente se reflejaría en la escritura de Raymond Carver y David Foster Wallace.

2 comentarios:

  1. Hola Graciela.. Acabo de imprimir todo así lo leo tranquila. Un beso y nos vemos hoy a la tarde.
    Moni

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  2. Los cuentos que leímos de S Anderson me hicieron sentir sorpresa y ternura, sus descripciones diría que podían llegar a "olerse" en el aire.
    Bien Sherwood, podés continuar aromatizando la urbe.

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