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a expresión «Tierra
de Gracia» nace, también, del siempre confundido Colón ante la hermosura americana, al ver por primera vez la costa de Venezuela en
1498, y expresa en una carta a los expectantes Reyes su seguridad de haber llegado al paraíso terrenal. Asombrado por tanta belleza y la particular salobridad de
las aguas del Orinoco, escribe:
... Y digo que si este
río no procede del Paraíso Terrenal, viene y procede de tierra infinita, del
Continente Austral, del cual hasta ahora no se ha tenido noticia; mas yo muy
asentado tengo en mi ánima que allí donde dije, en Tierra de Gracia, se halla el Paraíso Terrenal.
Cuentan que el nombre del país proviene de una expedición que
recorrió la costa del territorio hasta llegar a la entrada del actual lago de
Maracaibo, al observar viviendas
construidas por los indígenas añú, erigidas sobre pilotes de madera que
sobresalían del agua. Dichos palafitos le recordaron a Américo Vespucio la
ciudad de Venecia, lo que los motivó a dar el nombre de Venezziola o Venezuela
—Pequeña Venecia— a la región. Con posterioridad también fue conocida como Tierra Firme, por ser la primera región
no insular del continente en ser explorada por los europeos.
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ontexto desde donde
se desarrollará la literatura.
Fue la patria de Simón Bolívar, donde se le tituló como
Libertador, quien durante muchos años y después
de innumerables batallas llegó a sellar definitivamente la Independencia, y
quien además, propiciaría la liberación del Perú y la creación de Bolivia.
Como elemento peculiar de la región, surge la figura del llanero, quien juega un papel decisivo en las guerras de independencia sudamericanas.
Comúnmente identificado con un jinete colombiano
y/o venezolano, (y desde tiempos de la colonia, antes de que se separaran estos territorios), se dedica por lo general al cuidado de ganado en las grandes haciendas
ganaderas de la región.
La palabra «Llanero» se deriva del Llano, la manera como se conoce generalmente la región en ambos países, y puede identificarse con la figura del gaucho en Argentina y Uruguay, la del huaso en Chile, la del cowboy estadounidense, el charro mexicano y el qorilazo en Perú de finales del siglo XIX.
La palabra «Llanero» se deriva del Llano, la manera como se conoce generalmente la región en ambos países, y puede identificarse con la figura del gaucho en Argentina y Uruguay, la del huaso en Chile, la del cowboy estadounidense, el charro mexicano y el qorilazo en Perú de finales del siglo XIX.
Tras un largo capítulo de conflictos civiles, la República fue en su camino hacia la modernización (como tantos otros procesos latinoamericanos), de la mano de gobiernos claramente
autoritarios. A mediados del siglo XX comenzó la lucha por un sistema
democrático, que se afianzó luego del derrocamiento del General Marcos Pérez
Jiménez en 1958.
Debido al auge petrolero, Venezuela vivió un período de alto
crecimiento económico, que se vio interrumpido por la crisis energética de los
años ´80, motivando una etapa de inestabilidad política y social alternada con
altibajos financieros, devaluaciones de la moneda, etc. Recordemos el Caracazo, con sus fuertes protestas y disturbios durante el gobierno de Carlos
Andrés Pérez, en 1989.
Desde 1999 Hugo Chávez es el actual presidente de la República
Bolivariana de Venezuela.
Y aquí estamos.
Los venezolanos poseen una combinación rica de herencias.
Sumada
a la pre-colonial, entre 1900 y 1958 más de un millón de europeos inmigraron a
Venezuela creando grandes comunidades, destacando los ítalo-venezolanos, los
hispano-venezolanos y los luso-venezolanos. Ya con el inicio de las
explotaciones petroleras a principios del siglo XX, se establecieron compañías
y ciudadanos provenientes de Estados Unidos.
Posteriormente, con ocasión de la
posguerra, Venezuela recibió la tercera oleada de inmigración europea más
grande de América: nuevos inmigrantes de Portugal, el Medio Oriente, Alemania, Croacia, Suiza,
los Países Bajos, China, Hungría, entre otros, animados a la vez por el
programa de inmigración y colonización implantado por el Gobierno. Además, durante los años ´70, Venezuela recibió una
inmigración proveniente de diversos países de América Latina, primordialmente
de Colombia y Ecuador, y a esto se le
sumó una proveniente del cono sur de personas que emigraban por las dictaduras,
como la de nuestro país.
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a literatura
venezolana comenzó a desarrollarse a partir de la época colonial, con
alocuciones a las nuevas tierras y sus pobladores originarios. Las crónicas y
varios estilos de poesía fueron las principales manifestaciones literarias
durante el siglo XVIII. En este primer período se destaca la figura de Andrés
Bello, poeta, filólogo, gramático y educador de renombre universal. Bello
desarrolló obras como Alocución a la Poesía (1823) y Silva a la Agricultura de
la Zona Tórrida (1826), las cuales fueron precursoras
de la temática americanista que se desarrollaría tiempo después en
otras zonas del continente. Simón Rodríguez representa un ejemplo más de
renombre en todo el continente, con obras como Sociedades Americanas (1828), y Luces
y virtudes sociales (1834).
Es decir, la entrada al siglo XIX y la Independencia vieron
el nacimiento de una literatura sumamente
política, incluyendo la autobiografía de Francisco de Miranda y las cartas del
mismo Simón Bolívar, así como una oratoria de mucha retórica y calidad estilística
que atravesaría los escritos de los más diversos próceres del proceso
emancipador.
Luego de la Independencia, la literatura venezolana comenzó
a diversificarse, lentamente.
El año de 1910 suele tomarse como punto de partida de nuevas experiencias estéticas que reaccionan en
contra del modernismo e intentan escribir acerca de la vida común, de manera
que se perfila una nueva expresión
literaria de carácter realista, en la que reaparecen viejas esencias del
costumbrismo.
En este momento de la trayectoria de la novela venezolana son
relevantes los nombres de José Rafael Pocaterra (Memorias de un venezolano de la decadencia), Teresa de la Parra (Ifigenia) y la figura de Rómulo Gallegos.
Hay muchos otros autores venezolanos sumamente reconocidos como Andrés Eloy
Blanco, Arturo Uslar Pietri, Miguel
Otero Silva, Mariano Picón Salas, Guillermo Meneses, Adriano González León,
Antonia Palacios, José Antonio Ramos Sucre, Salvador Garmendia, Francisco Lazo
Martí, Rafael Cadenas, José Ignacio Cabrujas, y Víctor Bravo, entre otros.
Rómulo Gallegos. |
Autores que
trabajaremos: Rómulo Gallegos, Uslar Pietri y Slavko Zupcic, todos ellos pertenecientes a diferentes períodos.
R
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ómulo Gallegos (1884 - 1969)
Se le ha considerado como el novelista venezolano más
relevante del siglo XX y uno de los más grandes escritores latinoamericanos de
todos los tiempos: algunas de sus novelas, como Doña Bárbara han pasado a convertirse en clásicos de la literatura
hispanoamericana.
Ejerce el cargo de Presidente
de Venezuela en 1948 por escasos nueve meses, y se convirtió en el primer
mandatario presidencial del siglo XX elegido de manera directa, secreta y
universal por el pueblo venezolano.
En sus comienzos como narrador, Rómulo Gallegos publicó Los Aventureros (Caracas, 1913), una
colección de cuentos. Otros relatos son recopilados en La Rebelión y otros cuentos (Caracas, 1946) y La Doncella y el Último Patriota (México, 1957). Así como para Gallegos el mestizaje era la solución de los conflictos entre mantuanos (como se
llamó a los aristócratas de raza blanca descendientes de españoles) e
indígenas, el mestizaje también sería la solución de los conflictos de
civilización y barbarie. Temática que lo acompañaría durante toda su vida.
En sus obras siempre
mantendrá el realismo, las cuales se dividen en tres tópicos fundamentales:
- Los de crítica de costumbres,
- los de ambiente criollo donde plantea la antinomia civilización y
barbarie,
- y los que describen pasiones, desequilibrios y anormalidades.
Civilización y barbarie, del artista plástico argentino Daniel Santoro. |
Doña Bárbara
Imposible no empezar por mencionar a Doña Bárbara, una figura a la que Gallegos -aún desde el título, que es por demás indicial-
le dedica más peso en el espacio narrativo y a la vez, proyecta la mayor carga
semántica.
La novela narra el regreso de Santos Luzardo, (después de estudiar
derecho, para imponer control en el rancho de su familia en los llanos
venezolanos) y su encuentro con Doña Bárbara, patrona de la hacienda. Ella es
una rica terrateniente, ruda e insensible, que ha acumulado grandes tierras y
manadas extensas de ganados usando a los hombres para su provecho personal, así
como por medios ilegales, tales como el soborno a los funcionarios locales.
Doña Bárbara tiene una hija adolescente con Lorenzo Barquero, un terrateniente
con el que estuvo involucrada y a quien dejó quebrado. Después de que Santos descubre a la joven, Marisela, se toma
la tarea de ocuparse de ella y de su padre y se los lleva a su rancho, para
brindarle una educación y alejar a Barquero del vicio del alcohol. Mientras
tanto, Doña Bárbara se siente atraída hacia Santos, pero cuando ella se entera
de que su propia hija es un rival para su afecto, busca por todas las vías
arruinarlos.
Es un análisis de la sociedad llanera, y en general, del
país. Representa el conflicto entre la
civilización y la barbarie. En ella el progreso está personificado en
Santos Luzardo y el atraso, impuesto por un determinismo del medio geográfico,
en el resto de los personajes, especialmente en Doña Bárbara.
Doña Bárbara representa aquella Venezuela cruel, insensible
por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo e
injusticia y brujería; pero en el melodrama, (también llevado al cine e
interpretado por la actriz mexicana María Félix), se muestra que en la realidad
existía también una clase que ama, sufre y espera para luchar contra la
dictadura desenfrenada de aquel entonces, es decir, la buena gente representada
por Santos Luzardo.
Es una novela realista, hay en ella una observación profunda
del mundo, una marcada descripción de una realidad, y su intención va más allá
de lo literario.
Persigue un fin social, un cambio en la sociedad, y muestra la clásica y casi compulsiva obsesión de
Rómulo Gallegos por incidir en la realidad venezolana rural del siglo XIX
mediante un proyecto civilizador que plantee, en primera instancia, un impulso
educativo proyectado por una sociedad o
un hombre intelectual cuya meta es concientizar al bárbaro, y que luego de
la negativa inicial muestre que la única
manera de progreso es el cumplimiento de la ley ya que existen mecanismos
colectivos de bien común que van más allá de simples personalismos e instintos
particulares.
Gallegos plantea su personal solución al caudillismo.
Podemos ver los innumerables puntos en común que tiene con los planteamientos
políticos y estéticos de Sarmiento, y a su manera, con los de José Hernández,
en nuestro país, en cuanto a la misma dicotomía, civilización versus barbarie, y la misma mirada puesta en modelos inspirados en el positivismo francés.
Imagen obtenida en http://www.centroestudiosjunguianosenvenezuela.com/imagineriavenezuela.html |
Dice Mireya Vázquez
Tortolero, de la Universidad Católica Andrés Bello, (en "Doña Bárbara" de Rómulo Gallegos.
Los problemas de construcción de un personaje), que muchos especialistas creen que la obra de
Rómulo Gallegos debe ser revalorada en función de métodos críticos, lo cual haría
a un lado ciertos enfoques que han
viciado la lectura de la obra galleguiana.
Doña Bárbara es el principal portavoz del cuadro de
(anti)valores del autor y, en esa
medida, puede ser anti heroína, porque representa el opuesto a las expectativas
y convenciones de un sistema ideológico y estético. Su oponente será Santos
Luzardo, un personaje que crece a la sombra de la mujerona, inmerso en la ginecocracia que lo devora.
Este
personaje de Gallegos, va a refractar el mundo estructuralmente y la
verbalización que lo construye diseñará su propia e interna verosimilitud,
siempre y cuando responda a su función
estética privilegiada que supere lo social o lo ético. Solución no siempre
feliz, en el caso de Gallegos, dado su discurso moralizante que impregna y
reprime las acciones de los personajes.
Toda esta literatura, hasta ese momento, se apoya
definitivamente en la realidad y no en la escritura, o en el juego de la
imaginación y el lenguaje. Venezuela se encontraba sumamente aislada con respecto a la
literatura universal. Este apartamiento hace que Gallegos sólo se centre en el
campo social del país.
Mientras tanto, en el
mundo empiezan a observarse cambios en la literatura: con la publicación, en
1931, de Por el camino de Swan, de Marcel Proust, se opera un giro en la
noción de la novela. Con Proust aparecen Kafka, Joyce, Faulkner, John Dos
Pasos, Huxley, Dunell, Robbe Grillet, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Guillermo
Meneses, Julio Cortázar y otros, quienes lograrán plasmar en la literatura
innovaciones técnicas.
Con estos escritores,
surgen nuevos ejes de la narración:
- el tiempo y el espacio narrativo. La base de la anécdota va a ser la palabra. Ella constituye la tercera unidad mínima para percibir e identificar la realidad.
- También el punto de vista del narrador varía. Ya no sólo sería el narrador omnisciente, conocedor de los mundos internos de sus personajes, sino que ellos mismos (los personajes) se dan a conocer.
- Surge el monólogo como base de ese mundo interior, hay un cambio de él a yo.
Visto de esta manera, se podría decir que Rómulo Gallegos no
encuadra en el tiempo literario del mundo. Si Venezuela no está en el tiempo
literario del mundo, tampoco lo está él.
Gallegos conoce la historia de Venezuela, donde aparecían constantemente
alzamientos, revoluciones y enguerrillamientos, todos ellos para traer sólo
males y víctimas al país. Frente a esto y ante las tradiciones del machismo,
del hombre de presa, de la guerra civil y del asalto al poder, quiere la
voluntad civilista, deseosa de establecer entre los venezolanos un régimen de
convivencia y de respeto por los sentimientos nobles de una moral tradicional. En
el tema de todas sus novelas veremos cómo para Gallegos el hombre es lo más
importante, el cumplimiento del deber, la humildad, el amor y la educación
serán necesarios para una regeneración nacional.
Barrio de Curiepe -óleo Rafael Ramón González-1962 |
Sin embargo, la intención de este escritor, al hacer tomar conciencia de la realidad venezolana, no le resta, desde el punto de vista formal, nada a sus escritos.
En las descripciones que hace vemos un fluir de figuras literarias.
Encontramos páginas espléndidas en los modismos, en la frase, en el diálogo, en las descripciones, del alma del llanero venezolano.
Trabajaremos su cuento La rebelión, donde se puede visualizar ese encanto de la prosa, ese minucioso adentrarse en la observación, pero también esa intención moralizante de mostrar cuál es el camino para resolver la antinomia sudamericana.
Resumiendo, Gallegos se mantiene subyugado por las
convenciones que Europa había descartado años atrás:
·
el tiempo y la narración lineal,
·
la descripción física y psicológica de los
personajes y el paisaje,
·
el narrador en tercera persona, conocedor del
mundo interior de sus personajes.
·
y un discurso moralizante que impregna y reprime
las acciones de esos personajes.
Fuente consultada: Mireya Vázquez Tortolero.
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rturo Uslar Pietri (1906
- 2001).
Abogado, periodista,
escritor, productor de televisión y político, es considerado como uno de los
intelectuales más importantes del siglo XX, y un escritor ineludible para entender las
trasformaciones de la literatura latinoamericana contemporánea.
Como nos explica Juan Gustavo Cobo Borda, en Letras Libres:
“En el París de fines
de los años veinte, en las tertulias del café La Coupoule, tres jóvenes
latinoamericanos, cortos de dinero pero desbordantes de sueños, intentan
entender el complejo continente que habían dejado atrás. Se llamaban Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias y
Arturo Uslar Pietri.
Apelaban a la arqueología y al análisis, al
surrealismo y la música negra, al pasado indígena y a la revolución de la
independencia, para comenzar a elaborar sus visiones.
De ahí prevendrían Ecué Yamba-O, de Carpentier; El señor presidente, de Asturias; y Las lanzas coloradas, de Uslar Pietri,
publicada en 1931. Este último inauguraba, como lo dice en la misma novela,
"el misterio de la tierra inexplorada", y en medio de la aventura de
guerra grande surgen tres de los núcleos
claves de su tarea:
- la leyenda de El Dorado,
- la figura de Bolívar
- y la exploración, con instrumentos contemporáneos, del "hombre como misterio en medio de los datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad". El comienzo del realismo mágico.
Coherente con sus
obsesiones, cerraría su ciclo creativo con un hermoso libro: La visita en el tiempo (1990), donde la
figura de Don Juan de Austria, se refracta, a partir de su honda comprensión
del imperio español, y como en toda su obra, sobre este Nuevo Mundo que recreó
y analizó con tanta lucidez vigilante.
Como casi todos los escritores
latinoamericanos, predicó en el desierto y perdió algunos valiosos años en el
servicio público y los tejemanejes de la política, pero su balance final es tan
rico en novelas, cuentos, ensayos, poesía y perfiles, como los gratísimos
recogidos en Fantasmas de dos mundos
(1979), que no sólo queda como el renovador
vanguardista del cuento en Venezuela, a partir de Barrabás (1928), o el novelista y ensayista de primer orden, sino,
para decirlo con las palabras de Juan Liscano, el otro gran escritor y poeta
venezolano recién fallecido: "Es sin discusión alguna la figura más
brillante de la literatura venezolana contemporánea", y uno de los hombres
y obras a los cuales siempre habrá que volver para el esclarecimiento de
nuestro reiterado y alusivo enigma. En busca del Nuevo Mundo, como dice uno de
sus títulos”.
En 1992 escribe ¿Existe la América Latina? Una reflexión en dos tiempos, donde asegura:
"... Podría decir, sin mucha exageración, que mi
obra entera de escribir y hasta buena parte de mi vida pública no ha sido
otra cosa que formas distintas de hallar respuesta a esa cuestión que, copiando
a Hamlet, es para nosotros "la cuestión". La identidad del hombre
latinoamericano ha sido conflictiva y oscura desde sus mismos orígenes
históricos.
Si algo podría caracterizar al latinoamericano en el
escenario del mundo es esa situación un poco hamletiana de estarse preguntando
todo el tiempo: ¿Quién soy?, ¿qué soy?, ¿qué puedo hacer?, ¿cuál es mi
situación frente a toda esta gente que me rodea? Ese interrogante, esa especie
de angustia ontológica, ha condicionado la situación hispanoamericana y es,
precisamente, una de sus raíces.
¿Por qué preguntarnos tanto qué somos? Es
curioso, esa pregunta no se la hacen los africanos, no se la hacen los
asiáticos —por lo menos en el grado angustioso en que nos la hacemos nosotros—,
no se la hacen los americanos del Norte. Todos ellos parecen estar seguros de
lo que son. Tener un adquirido básico desde el cual contemplan el mundo y
comercian con él. Nosotros estamos constantemente revisando ese piso sobre el
que estamos y poniéndolo en duda y descubriéndolo. De modo que esta
característica complica el problema. Yo pienso que nos ha hecho mucho daño y
nos sigue haciendo mucho daño la carga de visión foránea que ponemos sobre lo
nuestro."
La lluvia , de Uslar Pietri. (De La lluvia y otros cuentos, 1967).
En el caso de "La lluvia", como lo deja advertir
el título, parece necesaria una aclaración extratextual. En efecto, el campo
venezolano padeció una gran sequía durante aquellos años.
El hecho de evocar
esta situación no fue ni inventado ni tampoco imaginado por parte del autor. Al
contrario, estos pasajes descriptivos reflejan el contexto paradójico en que
vivía la pareja de personajes, y lo que conoció la población venezolana durante
los años 30.
En todo el cuento subyace la realidad en que los campesinos
estaban sofocándose en la pobreza y la miseria. Se ahogaban por la falta de
agua que quemaba cada semilla que plantaban.
En esta medida, el título es
indicador porque proporciona información para reflejar un ámbito especial en el
cual colabora el elemento referencial (la aridez y la sequedad) que se asocia,
simbólicamente, con la soledad e infertilidad.
El título del cuento es pertinente porque si hubiera sido
"La aridez" o bien "La sequedad", las implicaciones serían
alteradas en sus significaciones y sus proyecciones, especialmente con la
imagen que cierra el cuento: la lluvia y las lágrimas de Jesuso se mezclan en
un momento especial en el cual lo inesperado se vuelve hecho real.
El estilo de
Pietri es fundamentalmente impresionista. Es muy raro que el cuentista señale
de modo directo. Así desaparecen las pinceladas objetivas del criollismo. Por
consiguiente, nos hallamos ante una manera diferente de concebir y plasmar el
elemento expresivo.
Por otra parte, lo psicológico está íntimamente relacionado
con el factor expresivo. En "La lluvia" se distingue por el zigzagueo
de imágenes impresionistas, cargadas de mundos fantásticos y desdoblados que
singularizan ese primer estilo de Uslar.
Introduce en el primer bloque del cuento
elementos referenciales, o indicios preparatorios.
Efectivamente, el autor lanza insinuaciones sutiles que el
receptor debe decodificar. Sin explicaciones ni declaraciones, vamos observando
un cuadro familiar de marginación de donde el lector construye el significado
del relato en función de otros signos.
El discurso de Pietri busca esta recomposición como forma de
colaboración, de participación activa del receptor como recreador del texto
cuentístico.
Cacique como protagonista no tiene un nombre hasta que los
padres lo bautizan con el mismo nombre que un perro que tenían. Su anonimato es
total: no sabemos de dónde viene, ni a dónde va. El autor no ofrece una figura,
es apenas una silueta borrosa con una imagen del niño.
No obstante, al final del cuento, el lector alcanza la
convicción o por lo menos la sospecha que Cacique era nada más que un espejismo
o una aparición efímera. De ahí el efecto de sorpresa que recibimos al final
con la desaparición súbita del chico. Esta acción deja entrever un cambio, una
evolución en la conducta, cierta compasión, alguna ternura ante todo, cuando
percibimos a Usebia sentada en su silla y sumergida en la tristeza de siempre.
Al desaparecer la criatura, aún dentro de la ambigüedad
final del cuento, el lector podrá intuir que ocurrió algo maravilloso. No
dejará de pensar si tal hecho ocurrió efectivamente o bien era una pista para
otras interpretaciones.
Fuente consultada: Hazar Trabelsi (Universidad de La Manouba, Túnez)
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lavko Zupcic (1970)
Es autor de los libros de relatos Dragi Sol (1989), Vinko
Spolovtiva, ¿quién te mató? (1990), 583104:
pizzas pizzas pizzas (1995), la novela para niños Giuliana Labolita: el caso de Pepe Toledo (2006) y Tres novelas (2006).
http://www.losnoveles.net/2011/2011autorZUPCIC |
Ha ganado los premios Bienal de Literatura Infantil Luis
Bouquet (1987), Bienal José Rafael Pocaterra (1988), Premio Municipal Ciudad de
Valencia (1991), premio al mejor artículo de humor del periódico El Nacional
(2006) y fue finalista del XIX Premio Herralde de novela.
A partir del texto “Amor que a otro puerto perteneces” y
sus dos primeros libros de cuentos fue escrita la novela Círculo croata. En mayo de 2007 fue seleccionado como uno de los 39
escritores menores de 39 años más importantes de América Latina.
Doblemente valenciano, (nació en un pequeño pueblo de
Venezuela de ese nombre, y actualmente reside cerca de Valencia, España) dice en una entrevista:
“Hay un espejismo que desde España siento europeo, y es el
de creer que por hablar la misma lengua venezolanos, cubanos, argentinos y
chilenos son la misma cosa literariamente hablando. Quien así lo crea que los invite a comer para
que vea que no tienen que ver unos con otros.”
Trabajaremos su cuento: Doble Chávez.
He disfrutado del cuento La Rebelión de Rómulo Gallegos pero quedé atrapado en el Limbo de Venezuela, no haber podido asistir a las últimas clases me han dejado fuera de la TIERRA DE GRACIA.
ResponderEliminarDicen que para muestra sirve un botón. No lo creo.