El tiempo y el espacio del taller de lectura plasmado para:



leer de diferentes maneras (por arriba, por abajo, entre líneas, a fondo, participando del texto, recreándolo),



dar cuenta de los procesos culturales en que surgen y son comprendidas o cuestionadas las obras literarias,



pensar (discutiendo, asombrándose, dejándose llevar por lo que los textos nos dicen -pero parece que no dijeran-),



y por sobre todas las cosas, y siempre, disfrutar de la buena literatura.








domingo, 24 de junio de 2012

Desde la Tierra de Gracia (o el paraíso terrenal).


L
a expresión «Tierra de Gracia» nace, también, del siempre confundido Colón ante la hermosura americana, al ver por primera vez la costa de Venezuela en 1498, y expresa en una carta a los expectantes Reyes  su seguridad de haber llegado al paraíso terrenal. Asombrado por tanta belleza y la particular salobridad de las aguas del Orinoco, escribe:

... Y digo que si este río no procede del Paraíso Terrenal, viene y procede de tierra infinita, del Continente Austral, del cual hasta ahora no se ha tenido noticia; mas yo muy asentado tengo en mi ánima que allí donde dije, en Tierra de Gracia, se halla el Paraíso Terrenal.

Cuentan que el nombre del país proviene de una expedición que recorrió la costa del territorio hasta llegar a la entrada del actual lago de Maracaibo, al  observar viviendas construidas por los indígenas añú, erigidas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua. Dichos palafitos le recordaron a Américo Vespucio la ciudad de Venecia, lo que los motivó a dar el nombre de Venezziola o Venezuela —Pequeña Venecia— a la región. Con posterioridad también fue conocida como Tierra Firme, por ser la primera región no insular del continente en ser explorada por los europeos.






C
ontexto desde donde se desarrollará la literatura.
Fue la patria de Simón Bolívar, donde se le tituló como Libertador, quien durante muchos años  y después de innumerables batallas llegó a sellar definitivamente la Independencia, y quien además, propiciaría la liberación del Perú y la creación de Bolivia.


Como elemento peculiar de la región, surge la figura del llanero, quien  juega un papel decisivo en las guerras de independencia sudamericanas. 



Comúnmente identificado con un jinete colombiano y/o venezolano, (y desde tiempos de la colonia, antes de que se separaran estos territorios), se dedica por lo general al cuidado de ganado en las grandes haciendas ganaderas de la región. 


La palabra «Llanero» se deriva del Llano, la manera como se conoce generalmente la región en ambos países, y puede identificarse con la figura del gaucho en Argentina y Uruguay,  la del huaso en Chile, la del cowboy estadounidense, el charro mexicano y el qorilazo en Perú de finales del siglo XIX.

Tras un largo capítulo de conflictos civiles, la República fue en su camino hacia la modernización (como tantos otros procesos latinoamericanos), de la mano de gobiernos claramente autoritarios. A mediados del siglo XX comenzó la lucha por un sistema democrático, que se afianzó luego del derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez en 1958.

Debido al auge petrolero, Venezuela vivió un período de alto crecimiento económico, que se vio interrumpido por la crisis energética de los años ´80, motivando una etapa de inestabilidad política y social alternada con altibajos financieros, devaluaciones de la moneda, etc.  Recordemos el Caracazo, con sus fuertes protestas y disturbios durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez,  en 1989.

Desde 1999 Hugo Chávez es el actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela. 
Y aquí estamos.


Los venezolanos poseen una combinación rica de herencias. 

Sumada a la pre-colonial, entre 1900 y 1958 más de un millón de europeos inmigraron a Venezuela creando grandes comunidades, destacando los ítalo-venezolanos, los hispano-venezolanos y los luso-venezolanos. Ya con el inicio de las explotaciones petroleras a principios del siglo XX, se establecieron compañías y ciudadanos provenientes de Estados Unidos. 

Posteriormente, con ocasión de la posguerra, Venezuela recibió la tercera oleada de inmigración europea más grande de América:  nuevos inmigrantes de Portugal, el Medio Oriente, Alemania, Croacia, Suiza, los Países Bajos, China, Hungría, entre otros, animados a la vez por el programa de inmigración y colonización implantado por el Gobierno. Además, durante los años ´70, Venezuela recibió una inmigración proveniente de diversos países de América Latina, primordialmente de Colombia y Ecuador, y  a esto se le sumó una proveniente del cono sur de personas que emigraban por las dictaduras, como la de nuestro país.


L
a literatura venezolana comenzó a desarrollarse a partir de la época colonial, con alocuciones a las nuevas tierras y sus pobladores originarios. Las crónicas y varios estilos de poesía fueron las principales manifestaciones literarias durante el siglo XVIII. En este primer período se destaca la figura de Andrés Bello, poeta, filólogo, gramático y educador de renombre universal. Bello desarrolló obras como Alocución a la Poesía (1823) y Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida (1826), las cuales fueron precursoras de la temática americanista que se desarrollaría tiempo después en otras zonas del continente. Simón Rodríguez representa un ejemplo más de renombre en todo el continente, con obras como Sociedades Americanas (1828), y Luces y virtudes sociales (1834).

Es decir, la entrada al siglo XIX y la Independencia vieron el nacimiento de una  literatura sumamente política, incluyendo la autobiografía de Francisco de Miranda y las cartas del mismo Simón  Bolívar, así como una oratoria de mucha retórica y calidad estilística que atravesaría los escritos de los más diversos próceres del proceso emancipador.

Luego de la Independencia, la literatura venezolana comenzó a diversificarse, lentamente.

El año de 1910 suele tomarse como punto de partida de nuevas experiencias estéticas que reaccionan en contra del modernismo e intentan escribir acerca de la vida común, de manera que se perfila una nueva expresión literaria de carácter realista, en la que reaparecen viejas esencias del costumbrismo. 

En este momento de la trayectoria de la novela venezolana son relevantes los nombres de José Rafael Pocaterra (Memorias de un venezolano de la decadencia), Teresa de la Parra (Ifigenia) y la figura de Rómulo Gallegos. Hay muchos otros autores venezolanos sumamente reconocidos como Andrés Eloy Blanco, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, Mariano Picón Salas, Guillermo Meneses, Adriano González León, Antonia Palacios, José Antonio Ramos Sucre, Salvador Garmendia, Francisco Lazo Martí, Rafael Cadenas, José Ignacio Cabrujas, y Víctor Bravo, entre otros.

Rómulo Gallegos.




Autores que trabajaremos: Rómulo Gallegos, Uslar Pietri y Slavko Zupcic,  todos ellos pertenecientes a diferentes períodos. 









R
ómulo Gallegos (1884 - 1969)
Se le ha considerado como el novelista venezolano más relevante del siglo XX y uno de los más grandes escritores latinoamericanos de todos los tiempos: algunas de sus novelas, como Doña Bárbara han pasado a convertirse en clásicos de la literatura hispanoamericana.

Ejerce el cargo de Presidente de Venezuela en 1948 por escasos nueve meses, y se convirtió en el primer mandatario presidencial del siglo XX elegido de manera directa, secreta y universal por el pueblo venezolano.

En sus comienzos como narrador, Rómulo Gallegos publicó Los Aventureros (Caracas, 1913), una colección de cuentos. Otros relatos son recopilados en La Rebelión y otros cuentos (Caracas, 1946) y La Doncella y el Último Patriota (México, 1957).  Así como para Gallegos el mestizaje era la solución de los conflictos entre mantuanos (como se llamó a los aristócratas de raza blanca descendientes de españoles)   e indígenas, el mestizaje también sería la solución de los conflictos de civilización y barbarie. Temática que lo acompañaría durante toda su vida.

En sus obras siempre mantendrá el realismo, las cuales se dividen en tres tópicos fundamentales:
  • Los de crítica de costumbres,
  • los de ambiente criollo donde plantea la antinomia civilización y barbarie,
  • y los que describen pasiones, desequilibrios y anormalidades.
Civilización y barbarie, del artista plástico argentino  Daniel Santoro.

Doña Bárbara

Imposible no empezar por mencionar a Doña Bárbara, una figura a la que Gallegos -aún desde el título, que es por demás indicial- le dedica más peso en el espacio narrativo y a la vez, proyecta la mayor carga semántica. 

La novela narra el regreso de Santos Luzardo, (después de estudiar derecho, para imponer control en el rancho de su familia en los llanos venezolanos) y su encuentro con Doña Bárbara, patrona de la hacienda. Ella es una rica terrateniente, ruda e insensible, que ha acumulado grandes tierras y manadas extensas de ganados usando a los hombres para su provecho personal, así como por medios ilegales, tales como el soborno a los funcionarios locales. 

Doña Bárbara tiene una hija adolescente con Lorenzo Barquero, un terrateniente con el que estuvo involucrada y a quien dejó quebrado. Después de que  Santos descubre a la joven, Marisela, se toma la tarea de ocuparse de ella y de su padre y se los lleva a su rancho, para brindarle una educación y alejar a Barquero del vicio del alcohol. Mientras tanto, Doña Bárbara se siente atraída hacia Santos, pero cuando ella se entera de que su propia hija es un rival para su afecto, busca por todas las vías arruinarlos.

Es un análisis de la sociedad llanera, y en general, del país. Representa el conflicto entre la civilización y la barbarie. En ella el progreso está personificado en Santos Luzardo y el atraso, impuesto por un determinismo del medio geográfico, en el resto de los personajes, especialmente en Doña Bárbara.

Doña Bárbara representa aquella Venezuela cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo e injusticia y brujería; pero en el melodrama, (también llevado al cine e interpretado por la actriz mexicana María Félix), se muestra que en la realidad existía también una clase que ama, sufre y espera para luchar contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, es decir, la buena gente representada por Santos Luzardo.

Es una novela realista, hay en ella una observación profunda del mundo, una marcada descripción de una realidad, y su intención va más allá de lo literario. 

Persigue un fin social, un cambio en la sociedad, y muestra la clásica y casi compulsiva obsesión de Rómulo Gallegos por incidir en la realidad venezolana rural del siglo XIX mediante un proyecto civilizador que plantee, en primera instancia, un impulso educativo proyectado por una sociedad o un hombre intelectual cuya meta es concientizar al bárbaro, y que luego de la negativa inicial muestre que  la única manera de progreso es el cumplimiento de la ley ya que existen mecanismos colectivos de bien común que van más allá de simples personalismos e instintos particulares. 

Gallegos plantea su personal solución al caudillismo. Podemos ver los innumerables puntos en común que tiene con los planteamientos políticos y estéticos de Sarmiento, y a su manera, con los de José Hernández, en nuestro país, en cuanto a la misma dicotomía, civilización versus barbarie, y la misma mirada puesta en modelos inspirados en el positivismo francés.

Imagen obtenida en http://www.centroestudiosjunguianosenvenezuela.com/imagineriavenezuela.html





Dice Mireya Vázquez Tortolero, de la Universidad Católica Andrés Bello, (en "Doña Bárbara" de Rómulo Gallegos. Los problemas de construcción de un personaje), que   muchos especialistas creen que la obra de Rómulo Gallegos debe ser revalorada en función de métodos críticos, lo cual haría a un lado ciertos enfoques que han viciado la lectura de la obra galleguiana.

Doña Bárbara es el principal portavoz del cuadro de (anti)valores del autor  y, en esa medida, puede ser anti heroína, porque representa el opuesto a las expectativas y convenciones de un sistema ideológico y estético. Su oponente será Santos Luzardo, un personaje que crece a la sombra de la mujerona, inmerso en la ginecocracia que lo devora

Este personaje de Gallegos, va a refractar el mundo estructuralmente y la verbalización que lo construye diseñará su propia e interna verosimilitud, siempre y cuando responda a su función estética privilegiada que supere lo social o lo ético. Solución no siempre feliz, en el caso de Gallegos, dado su discurso moralizante que impregna y reprime las acciones de los personajes.

Toda esta literatura, hasta ese momento, se apoya definitivamente en la realidad y no en la escritura, o en el juego de la imaginación y el lenguaje. Venezuela se encontraba sumamente aislada con respecto a la literatura universal. Este apartamiento hace que Gallegos sólo se centre en el campo social del país.


Mientras tanto,  en el mundo empiezan a observarse cambios en la literatura: con la publicación, en 1931, de Por el camino de Swan, de Marcel Proust, se opera un giro en la noción de la novela. Con Proust aparecen Kafka, Joyce, Faulkner, John Dos Pasos, Huxley, Dunell, Robbe Grillet, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Guillermo Meneses, Julio Cortázar y otros, quienes lograrán plasmar en la literatura innovaciones técnicas.

 Con estos escritores, surgen nuevos ejes de la narración:

  • el tiempo y el espacio   narrativo.   La  base de   la   anécdota  va  a  ser  la  palabra. Ella constituye la tercera unidad mínima para percibir e identificar la realidad.
  • También el punto de vista del narrador varía. Ya no sólo sería el narrador omnisciente, conocedor de los mundos internos de sus personajes, sino que ellos mismos (los personajes) se dan a conocer.
  • Surge el monólogo como base de ese mundo interior, hay un cambio de él a yo.
Visto de esta manera, se podría decir que Rómulo Gallegos no encuadra en el tiempo literario del mundo. Si Venezuela no está en el tiempo literario del mundo, tampoco lo está él.

Gallegos conoce la historia de Venezuela, donde aparecían constantemente alzamientos, revoluciones y enguerrillamientos, todos ellos para traer sólo males y víctimas al país. Frente a esto y ante las tradiciones del machismo, del hombre de presa, de la guerra civil y del asalto al poder, quiere la voluntad civilista, deseosa de establecer entre los venezolanos un régimen de convivencia y de respeto por los sentimientos nobles de una moral tradicional. En el tema de todas sus novelas veremos cómo para Gallegos el hombre es lo más importante, el cumplimiento del deber, la humildad, el amor y la educación serán necesarios para una regeneración nacional. 


Barrio de Curiepe -óleo Rafael Ramón González-1962
Sin embargo, la intención de este escritor, al hacer tomar conciencia de la realidad venezolana, no le resta, desde el punto de vista formal, nada a sus escritos.

En las descripciones que hace vemos un fluir de figuras literarias. 

Encontramos páginas espléndidas en los modismos, en la frase, en el diálogo, en las descripciones, del alma del llanero venezolano. 

Trabajaremos su cuento La rebelióndonde se puede visualizar ese encanto de la prosa, ese minucioso adentrarse en la observación, pero también esa intención moralizante de mostrar cuál es el camino para resolver la antinomia sudamericana.


Resumiendo, Gallegos se mantiene subyugado por las convenciones que Europa había descartado años atrás:
·         el tiempo y la narración lineal,
·         la descripción física y psicológica de los personajes y el paisaje,
·         el narrador en tercera persona, conocedor del mundo interior de sus personajes.
·         y un discurso moralizante que impregna y reprime las acciones de esos personajes.


Fuente consultada: Mireya Vázquez Tortolero.



A
rturo Uslar Pietri (1906 - 2001).
 Abogado, periodista, escritor, productor de televisión y político, es considerado como uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, y un  escritor ineludible para entender  las trasformaciones de la literatura latinoamericana contemporánea.

Estudió Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela. En 1931, publicó su primera novela Las lanzas coloradas, relato histórico situado durante la independencia de Venezuela. La obra fue muy bien recibida y supuso el comienzo de una fructífera carrera literaria. 



Como nos explica Juan Gustavo Cobo Borda, en Letras Libres:

“En el París de fines de los años veinte, en las tertulias del café La Coupoule, tres jóvenes latinoamericanos, cortos de dinero pero desbordantes de sueños, intentan entender el complejo continente que habían dejado atrás. Se llamaban Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias y Arturo Uslar Pietri.

 Apelaban a la arqueología y al análisis, al surrealismo y la música negra, al pasado indígena y a la revolución de la independencia, para comenzar a elaborar sus visiones. 
De ahí prevendrían Ecué Yamba-O, de Carpentier; El señor presidente, de Asturias; y Las lanzas coloradas, de Uslar Pietri, publicada en 1931. Este último inauguraba, como lo dice en la misma novela, "el misterio de la tierra inexplorada", y en medio de la aventura de guerra grande surgen tres de los núcleos claves de su tarea:

  • la leyenda de El Dorado,
  • la figura de Bolívar
  • y la exploración, con instrumentos contemporáneos, del "hombre como misterio en medio de los datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad". El comienzo del realismo mágico.
     Coherente con sus obsesiones, cerraría su ciclo creativo con un hermoso libro: La visita en el tiempo (1990), donde la figura de Don Juan de Austria, se refracta, a partir de su honda comprensión del imperio español, y como en toda su obra, sobre este Nuevo Mundo que recreó y analizó con tanta lucidez vigilante.

     Como casi todos los escritores latinoamericanos, predicó en el desierto y perdió algunos valiosos años en el servicio público y los tejemanejes de la política, pero su balance final es tan rico en novelas, cuentos, ensayos, poesía y perfiles, como los gratísimos recogidos en Fantasmas de dos mundos (1979), que no sólo queda como el renovador vanguardista del cuento en Venezuela, a partir de Barrabás (1928), o el novelista y ensayista de primer orden, sino, para decirlo con las palabras de Juan Liscano, el otro gran escritor y poeta venezolano recién fallecido: "Es sin discusión alguna la figura más brillante de la literatura venezolana contemporánea", y uno de los hombres y obras a los cuales siempre habrá que volver para el esclarecimiento de nuestro reiterado y alusivo enigma. En busca del Nuevo Mundo, como dice uno de sus títulos”.

En 1992 escribe   ¿Existe la América Latina? Una reflexión en dos tiempos, donde asegura: 
"... Podría decir, sin mucha exageración, que mi obra entera de escribir y hasta buena parte de mi vida pública no ha sido otra cosa que formas distintas de hallar respuesta a esa cuestión que, copiando a Hamlet, es para nosotros "la cuestión". La identidad del hombre latinoamericano ha sido conflictiva y oscura desde sus mismos orígenes históricos.

Si algo podría caracterizar al latinoamericano en el escenario del mundo es esa situación un poco hamletiana de estarse preguntando todo el tiempo: ¿Quién soy?, ¿qué soy?, ¿qué puedo hacer?, ¿cuál es mi situación frente a toda esta gente que me rodea? Ese interrogante, esa especie de angustia ontológica, ha condicionado la situación hispanoamericana y es, precisamente, una de sus raíces. 

¿Por qué preguntarnos tanto qué somos? Es curioso, esa pregunta no se la hacen los africanos, no se la hacen los asiáticos —por lo menos en el grado angustioso en que nos la hacemos nosotros—, no se la hacen los americanos del Norte. Todos ellos parecen estar seguros de lo que son. Tener un adquirido básico desde el cual contemplan el mundo y comercian con él. Nosotros estamos constantemente revisando ese piso sobre el que estamos y poniéndolo en duda y descubriéndolo. De modo que esta característica complica el problema. Yo pienso que nos ha hecho mucho daño y nos sigue haciendo mucho daño la carga de visión foránea que ponemos sobre lo nuestro."


La lluvia , de Uslar Pietri.  (De La lluvia y otros cuentos, 1967).

En el caso de "La lluvia", como lo deja advertir el título, parece necesaria una aclaración extratextual. En efecto, el campo venezolano padeció una gran sequía durante aquellos años. 
El hecho de evocar esta situación no fue ni inventado ni tampoco imaginado por parte del autor. Al contrario, estos pasajes descriptivos reflejan el contexto paradójico en que vivía la pareja de personajes, y lo que conoció la población venezolana durante los años 30.

En todo el cuento subyace la realidad en que los campesinos estaban sofocándose en la pobreza y la miseria. Se ahogaban por la falta de agua que quemaba cada semilla que plantaban. 

En esta medida, el título es indicador porque proporciona información para reflejar un ámbito especial en el cual colabora el elemento referencial (la aridez y la sequedad) que se asocia, simbólicamente, con la soledad e infertilidad.


El título del cuento es pertinente porque si hubiera sido "La aridez" o bien "La sequedad", las implicaciones serían alteradas en sus significaciones y sus proyecciones, especialmente con la imagen que cierra el cuento: la lluvia y las lágrimas de Jesuso se mezclan en un momento especial en el cual lo inesperado se vuelve hecho real. 
El estilo de Pietri es fundamentalmente impresionista. Es muy raro que el cuentista señale de modo directo. Así desaparecen las pinceladas objetivas del criollismo. Por consiguiente, nos hallamos ante una manera diferente de concebir y plasmar el elemento expresivo.

Por otra parte, lo psicológico está íntimamente relacionado con el factor expresivo. En "La lluvia" se distingue por el zigzagueo de imágenes impresionistas, cargadas de mundos fantásticos y desdoblados que singularizan ese primer estilo de Uslar.

Introduce en el primer bloque del cuento elementos referenciales, o  indicios preparatorios.

Efectivamente, el autor lanza insinuaciones sutiles que el receptor debe decodificar. Sin explicaciones ni declaraciones, vamos observando un cuadro familiar de marginación de donde el lector construye el significado del relato en función de otros signos.

El discurso de Pietri busca esta recomposición como forma de colaboración, de participación activa del receptor como recreador del texto cuentístico.

Cacique como protagonista no tiene un nombre hasta que los padres lo bautizan con el mismo nombre que un perro que tenían. Su anonimato es total: no sabemos de dónde viene, ni a dónde va. El autor no ofrece una figura, es apenas una silueta borrosa con una imagen del niño.

No obstante, al final del cuento, el lector alcanza la convicción o por lo menos la sospecha que Cacique era nada más que un espejismo o una aparición efímera. De ahí el efecto de sorpresa que recibimos al final con la desaparición súbita del chico. Esta acción deja entrever un cambio, una evolución en la conducta, cierta compasión, alguna ternura ante todo, cuando percibimos a Usebia sentada en su silla y sumergida en la tristeza de siempre.

Al desaparecer la criatura, aún dentro de la ambigüedad final del cuento, el lector podrá intuir que ocurrió algo maravilloso. No dejará de pensar si tal hecho ocurrió efectivamente o bien era una pista para otras interpretaciones.

Fuente consultada: Hazar Trabelsi (Universidad de La Manouba, Túnez)




S
lavko Zupcic (1970)
Es autor de los libros de relatos Dragi Sol (1989), Vinko Spolovtiva, ¿quién te mató? (1990), 583104: pizzas pizzas pizzas (1995), la novela para niños Giuliana Labolita: el caso de Pepe Toledo (2006) y Tres novelas (2006).

http://www.losnoveles.net/2011/2011autorZUPCIC

Ha ganado los premios Bienal de Literatura Infantil Luis Bouquet (1987), Bienal José Rafael Pocaterra (1988), Premio Municipal Ciudad de Valencia (1991), premio al mejor artículo de humor del periódico El Nacional (2006) y fue finalista del XIX Premio Herralde de novela. 

A partir del texto “Amor que a otro puerto perteneces” y sus dos primeros libros de cuentos fue escrita la novela Círculo croata. En mayo de 2007 fue seleccionado como uno de los 39 escritores menores de 39 años más importantes de América Latina.

Doblemente valenciano, (nació en un pequeño pueblo de Venezuela de ese nombre, y actualmente reside cerca de Valencia, España) dice en una entrevista:

“Hay un espejismo que desde España siento europeo, y es el de creer que por hablar la misma lengua venezolanos, cubanos, argentinos y chilenos son la misma cosa literariamente hablando.  Quien así lo crea que los invite a comer para que vea que no tienen que ver unos con otros.”

Trabajaremos su cuento: Doble Chávez.