El tiempo y el espacio del taller de lectura plasmado para:



leer de diferentes maneras (por arriba, por abajo, entre líneas, a fondo, participando del texto, recreándolo),



dar cuenta de los procesos culturales en que surgen y son comprendidas o cuestionadas las obras literarias,



pensar (discutiendo, asombrándose, dejándose llevar por lo que los textos nos dicen -pero parece que no dijeran-),



y por sobre todas las cosas, y siempre, disfrutar de la buena literatura.








sábado, 26 de mayo de 2012

Brasil y los múltiples Brasiles



L
a diversidad de paisajes, de geografías (selvas frondosas, ríos intensos, la inmensidad del sertão), de mestizaje,  regionalismos,  logran una unidad que pasa por la lengua: el portugués brasileño. 
Hablada por la totalidad de sus habitantes,  les proporciona cohesión e identidad.

A través de la lengua, de la lengua escrita, a través de la literatura y las diferentes corrientes que han marcado cada época o que han seguido los escritores, se puede ir develando la formación de esa identidad.

Como ya hemos trabajado en otras regiones latinoamericanas, en Brasil -tras la independencia en 1822- los escritores fueron atravesando etapas similares a las del resto de América:

  • El Romanticismo y más tarde el Naturalismo. Ambas corrientes contribuyeron a sentar la imagen de los trópicos y grupos étnicos, del colonizador y del esclavo.
  • El movimiento Regionalista, que da testimonio de cada región;
  • el Modernismo, que quería poner de manifiesto el Brasil profundo,
  • y, más recientemente, el Tropicalismo, dando paso a toda expresión de la cultura sin crear una jerarquía entre ellas. 
Tarsila do Amaral (Brasil, 1886-1973) 
Pero en la literatura brasileña contemporánea la realidad de Brasil se ha vuelto más compleja y múltiple. 

Las nuevas generaciones de autores hablan de la sociedad brasileña pero muchos de ellos se oponen a esa visión siempre exótica de Brasil, y se abren a nuevas reflexiones.  

En parte las nuevas generaciones enfrentan el conflicto de ser absolutamente brasileños pero sin identificarse con las cosas que parecen ser brasileñas, y se oponen a que la cultura termine reducida a estereotipos muy marcados.

 (Fuente: Literatura, identidad y autores del Brasil actual, Óscar Checa)






E
mpecemos el recorrido por algunos de los autores con los que trabajaremos.



J
oaquim Maria Machado de Assis (1839-1908)

Además de poeta (Crisálidas, 1864), es ante todo un narrador realista, con un poco más de pesimismo que de escepticismo (Memorias póstumas de Braz Cubas, 1880; Quincas Borba, 1891; Dom Casmurro, 1900).


Hijo de un mulato descendiente de esclavos libertos, y de una lavandera portuguesa de las islas Azores, Machado de Assis pasó su infancia en la Ladeira Nova do Livramento, donde su familia vivía a jornal. 
No frecuentó la escuela regular, pero, en 1851, cuando murió su padre, su madrastra Maria Inés, que por entonces vivía en San Cristóbal, empezó a trabajar como dulcera en un colegio del barrio, y Machadinho, como le llamaban, se hizo vendedor de dulces. En el colegio tuvo contacto con profesores y alumnos, y es probable que asistiese a las clases cuando no estaba trabajando.

Aún sin tener acceso a las clases regulares, se empeñó en aprender y llegó a convertirse en uno de los mayores intelectuales del país.

Machado de Assis inició su carrera trabajando en periódicos y en la imprenta oficial de Río de Janeiro y a los quince años se estrenó en la literatura, con la publicación del poema «Ela». Continuó colaborando intensamente en periódicos, como cronista, cuentista y crítica literario, alcanzando respeto como intelectual incluso antes de convertirse en un gran novelista.

En 1881 abandonó definitivamente el romanticismo de la primera fase de su obra y publicó Memorias póstumas de Blas Cubas, que marca el inicio del realismo en Brasil.

 En esta segunda etapa, las características principales de sus obras son la introspección, el humor y el pesimismo en relación a la esencia del hombre y su relación con el mundo.

Susan Sontag afirmaba su admiración por  Machado de Assis como uno de los mayores escritores de siglo XIX y, para ella,  el mejor de América Latina.
Asimismo Machado de Assis es para Harold Bloom “el más destacado discípulo de Laurence Sterne en el nuevo mundo”.

Artista imaginativo y astuto, inquieto y perseverante, fuera de Brasil apenas se conocen sus novelas más famosas o su relato largo El alienista, pero para nada sus más de doscientos cuentos, a pesar de que se encuentra entre los fundadores modernos del género.

Habla de la envidia, la codicia, la infidelidad o la cólera como realidades que disecciona con curiosidad. Pero nunca pretende moralizar ni adoctrinar sino dar cuenta de su observación. Por lo demás, siempre aparecen el humor o la ironía que quitan pesimismo a lo que observa.

No se limita a utilizar el clásico punto de vista realista. Algunos cuentos suyos disparatan alrededor de una teoría extravagante sobre el alma, en otros puede imitar el estilo bíblico o el de las crónicas renacentistas, contar una historia a partir de una charla de café o de un testamento estrafalario. 

Como  Borges, Machado de Assis se siente deudor de toda la tradición cultural occidental, a la vez que de cosas puramente locales.
Capta detalles de la buena sociedad fluminense que aparecen con la ensoñación, la locura, la necesidad de  escapar de la mediocridad mediante las ilusiones.

Trabajaremos su cuento Misa de gallo.




C
arlos Drummond de Andrade (1902-1987).

“…La vida escurre la boca,
mancha las manos, la vereda.
La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia”.

 (Fragmento del poema Pasaje del año)

Tarsila do Amaral (Brasil, 1886-1973).

 Considerado por muchos el más grande de la literatura brasileña contemporánea, nació en Itabira, población minera de Minas Gerais, en 1902. 

Fue un periodista prolífico desde sus inicios como escritor; de hecho, en esa actividad fue ubicado al inicio de su carrera literaria. Posteriormente,se vio relacionado con el movimiento modernista brasileño en la etapa de los llamados poetas de la generación del 45, escritores marcados por el fin de la Segunda Guerra Mundial y de la dictadura de Getúlio Dornelles Vargas.

Producto de esas nuevas tendencias, ya su poema "En medio del camino" escandalizó al mundo literario por la ruptura con la normativa.

En 1940 aparece Sentimento do mundo, la tercera obra poética de Carlos Drummond de Andrade, con  poemas producidos entre 1935 y 1940. Llevan la mirada del poeta sobre el mundo que lo rodea, tendiendo a una política crítica y significativa. 

Escrito en la etapa donde el mundo se estaba recuperando de la Primera Guerra Mundial pero era ya inminente la Segunda Guerra, con la imposición del Estado Novo de Getulio Vargas y el crecimiento del nazi-fascismo, podemos ver la lucha en Drummond, la defensa, la palabra de las atrocidades que el mundo parecía aceptar.

Veamos, (y escuchemos) el  poema José: http://www.youtube.com/watch?v=R_4NS50okUc

En él Drummond se pregunta sobre el significado de la existencia y el mundo: escrito durante la dictadura de Vargas, José -como el mismo poeta-, a pesar de  todo tiene el impulso para seguir adelante. Aún sin saber adónde, como pregunta al final del poema, (que terminó filtrándose en la fraseología del pueblo,  -llegando a clausurar más de una asamblea política-):


Homenaje a Drummond en Copacabana.
E agora José?

¿Y ahora, José? La fiesta se acabó, la luz se apagó, el pueblo perdió, la noche enfrió, ¿y ahora, José? ¿y ahora, usted? ¿Usted que es sin nombre, que se burla de los otros, usted que hace versos, que ama, protesta? ¿Y ahora, José?

Está sin mujer, está sin cariño, está sin discurso, ya no puede beber, ya no puede fumar, ya no puede escupir, la noche enfrió, no veo el día, no veo el tranvía, no veo la risa, no veo la utopía, y todo acabó, y todo huyó, y todo burló, ¿y ahora, José?

¿Y ahora, José? su dulce palabra, su instante de fiebre, su gula y ayuno, su biblioteca, su labranza de oro, su terno de vidrio, su incoherencia, su odio - ¿y ahora? Con la llave en la mano, quiere abrir la puerta, no existe puerta; quiere morir en el mar, pero el mar se secó; quiere ir para Minas, Minas no hay más. José, ¿y ahora?

Si usted gritara, si usted gimiera, si usted tocara el vals vienés, si usted durmiera, si usted se cansara, si usted muriera... Pero usted no muere, ¡usted es duro, José!

Solito en lo oscuro sin teogonía, cual bachaco, sin pared alguna para recostarse, sin caballo negro que huya al galope, ¡usted marcha, José! José, ¿adónde?

Desde sus primeros libros la poesía de Drummond se destacó por  su calidad; es auténtica, legítima y grande. Siempre mantuvo una estrecha relación con la gente ejerciendo el poema y su prosa de prensa.






J
oão Guimarães Rosa (1908 - 1967)
Fue médico, escritor y diplomático, autor de novelas y relatos breves en que el sertón (sertão) es el marco de la acción. Fue miembro de la Academia Brasileña de Letras, y su obra más influyente es Gran Sertón: Veredas (Grande Sertão: Veredas, 1956).

Autodidacta, de niño estudió varios idiomas, empezando por el francés, cuando todavía no había cumplido los siete años. Llegó a ser un políglota asombroso; en una entrevista declaró: 

“hablo alemán, francés, inglés, español, italiano, esperanto, un poco de ruso; leo sueco, holandés, latín y griego (pero con el diccionario a mano); entiendo algunos dialectos alemanes; estudié la gramática del húngaro, del árabe, del sánscrito, del lituano, del polaco, del tupi, del hebreo, del japonés, del checo, del finlandés, del danés; curioseé algunas otras.”

Comenzó a ejercer la medicina en Itaguara, (Minas Gerais). Es en esta localidad donde tiene contacto por primera vez con el mundo del sertón, tan presente en su obra literaria. Participó como voluntario en la revolución de 1932. 

Se desempeñó como diplomático en distintos países y ayudó a muchos judíos a escapar de la persecución del régimen de Hitler, por lo que en 1942 fue hecho prisionero de las autoridades alemanas durante algunos meses.

Fue elegido por unanimidad miembro de la Academia Brasileña de Letras en 1963, en su segunda candidatura. No tomó posesión hasta 1967, y falleció tres días más tarde, el 19 de noviembre, en la ciudad de Río de Janeiro. Si bien el certificado de defunción atribuyó su fallecimiento a un infarto, su muerte continúa siendo un misterio inexplicable, sobre todo por estar previamente anunciada en Gran Sertón: Veredas, novela calificada por el autor de "autobiografía irracional".

Desde su primera publicación, el volumen de cuentos Sagarana (1946), comienza a perfilarse su estilo, que se propone transformar y renovar el uso de la lengua portuguesa mediante un gran número de profundas innovaciones lingüísticas. 

El material de origen regional es usado para una interpretación mítica y psicológica de la realidad. 

En la obra de Guimarães Rosa el personaje no es simplemente un hombre de la región de Minas Gerais, es el propio ser humano que se enfrenta a sus problemas existenciales: Dios, el diablo, el destino, la lucha entre el bien y el mal, la muerte, el amor.

La tercera margen del río.

Este cuento inspiró una canción de Caetano Veloso y Milton Nascimento, 
una película del llamado Cinema novo; dos poemas de Zé Estrangeiro: Terceira margen y O sonho de Guimaraes, 
y el cuento de Julieta Motta, La tercera orilla.

Guimaraes Rosa trabaja con elipsis, utiliza verbos que dan un determinado descontrol a frases que, sin embargo, permanecen legibles, y además tiene un oído sorprendente para percibir el habla minera. 

Por ese motivo este cuento, con tanta carga de la oralidad, de lo narrado, es uno de esos que  oyéndolos podemos descifrarlos mejor.

El escenario de todas sus narraciones es casi siempre el  sertão de Minas Gerais, la altiplanicie mítica del Brasil.
Cada uno de sus personajes centrales siempre es sacudido por un evento, sacudida que nace en lo local, lo regional, y que precisamente por su enraizamiento puede validarse en otras latitudes.
En una carta a su traductor al alemán, Curt Meyer-Clason, Guimaraes Rosa reivindicaba ese misterio cósmico rebelde a la lógica, esa mistificación que precisamos por lo oscuro, por todo lo que revela.

Es la “estória” de un padre de familia sertanejo que  manda a construir una canoa para un día internarse en el río para siempre, en busca de la “tercera margen del río”. El relato está narrado en una primera persona confesional en la voz de su hijo quien no puede superar la partida del padre y “falla” a la hora de reemplazarlo en la canoa.

El padre se hace significante para este hijo al inventar un lugar. En ese ámbito (ni lejos ni cerca, ni en esta orilla ni en la otra, suspendido en la mitad del río), se puede tener trato con él, pero caído de ese territorio, domina para el hijo la indiferencia de su cercanía o el terror de su abandono.

El río refleja el flujo incesante de la vida. En ese movimiento irrefrenable, Guimaraes Rosa sitúa la presencia de un padre. Y allí, ni la corriente impetuosa del río lo arrastra, ni  -a partir de su presencia- el curso de las aguas se detiene. Embarcado en su canoíta, suspendido en medio del río, el padre da fundación -y se sostiene- en la "tercer margen del río". 

El hijo, que narra las alternativas de esta ocurrencia paterna, comenta que su padre se mete en su canoíta, suelta la soga que la mantenía amarrada a la orilla, y deja que la pequeña embarcación se empiece a alejar, "proyectando la sombra alargada de un yacaré..." Y agrega: “Nuestro padre no volvió. Pero, en realidad, no se había ido a ninguna parte”.

Un padre, entonces, que se va pero que no se aleja, que inventa un lugar, ni muy próximo ni demasiado alejado, un lugar en donde alojar una experiencia que obliga a pensarlo.

Podemos pensar a la canoa como la tercera margen misma del río, su invención para no quedarse ni junto ni distante de la familia. El padre rema contra la corriente y se mantiene con vida de esa manera, es decir, no se lo lleva el mar. Hace lo contrario de lo “corriente”, lo esperado, lo común.

El hijo desea, sin duda, parecerse al padre pero nunca llega a ocupar su lugar en la canoa. Y, por ello, arrecia en él una culpa enorme, culpa y deuda ya que es el hijo quien alimenta al padre (si bien con restos de comida “dejados” a propósito por la madre): y en cuanto alimenta al padre, nunca deja de ser hijo. En la medida en que piensa en pagar la deuda que tiene con el padre, nunca llegará a ser como él.

Y es, de hecho, el hijo quien queda apresado en el medio, en otra tercera margen, entre la decisión del padre que toma un camino y la de su familia que toma otro. 

El hijo se queda esperando al padre que nunca podrá llegar a ser, pero tampoco podrá llegar a ser el otro modelo: la madre.

En el texto se dejan translucir al menos cuatro interpretaciones explícitas del enigma de la partida del padre:

1) locura;
2) el pago de una promesa;
3) una enfermedad como, por ejemplo, la lepra;
 4) el padre es el profeta de un apocalipsis (como Noé con su arca). Hay alguien que sabe en el texto, es decir, la verdad está allí. Pero ese “alguien”, ese personaje, está muerto: el fabricante de la canoa.

El río que es escenario de éste y de muchos otros relatos del autor es el río San Francisco, río que el autor amaba con especial devoción, río que ha sido llamado “de la integración nacional”, más allá de su pasión por la figura del “río” en general, como elemento básico de la aventura, del viaje.

Guimaraes Rosa dijo una vez en una entrevista que le habría gustado ser como un cocodrilo viviendo en el río San Francisco porque el cocodrilo es como un maestro de la metafísica, porque para él cada río es un océano, un mar de sabiduría. 

Y también dijo muchas veces que amaba los grandes ríos del Brasil porque representaban la eternidad, que la misma palabra “río” era una palabra mágica para conjugar la eternidad. Aquí tenemos entonces que ese cocodrilo podría ser el hombre con su canoa en busca de esa sabiduría metafísica que se logra en la eternidad de la esencia del río, de la figura del río.

Le gustaban los enigmas, decía que descifrar misterios divertía y ejercitaba el cerebro. Tal vez por ello muchos de sus cuentos tengan esta estructura que se resuelve en lo insólito, en la sorpresa de una decisión inesperada y, sobre todo, inexplicable en términos exclusivamente racionales. Hay un enigma en cada cuento y un enigma también detrás de cada resolución de cada cuento.

Retomando la canción homónima de Caetano, también es posible una reflexión sobre el lugar y poder de la palabra y los silencios en el cuento. 

Y de las “margens da palabra”: para Caetano la palabra está hecha de agua callada, pura, iluminadora “entre as escuras duas”: el río es su casa porque allí “o silencio mora”. Es decir, tenemos aquí otra tercera margen, la del “río adentro”, el río mismo como tercera margen del río.

El hijo termina el cuento pidiendo un perdón, en su confesión religiosa, que lo “depositen” antes de morir en el camino a lo infinito y perpetuo, en lo infinito y perpetuo.



C
larice Lispector, (1925-1977).

Clarice Lispector, hija de padres rusos, nació en Ucrania, en 1925, cuando sus padres ya habían decidido emigrar a Brasil. Con dos meses de edad llegó a Alagoas y desde ahí la familia se trasladó a Recife; a partir de 1937 siguió sus estudios en Río de Janeiro. 

Para 1943, cuando estudiaba derecho, se une en matrimonio con el diplomático Maury Gurgel Valente, de quien tuvo dos hijos y se separó en 1959. Entre 1944 y 1960 vivió largas temporadas en el extranjero, Nápoles, Berna y EUA. Siempre se mantuvo en contacto con los medios de prensa y comunicación. Finalmente falleció en 1977 a los cincuenta y dos años.

Vivió en años de muchos cambios:
es la época del Manifiesto del Surrealismo de 1924, la gran depresión de los años treinta, la guerra civil española, la Segunda Guerra Mundial, la época de Kennedy y Marilyn Monroe y con ellos, son los años sesenta y sesenta, época de los hippies, el Che Guevara, The Beatles, The Rolling Stones, del boom latinoamericano.



Clarice Lispector publicó una abundante obra literaria que va desde las crónicas periodísticas, novelas, cuentos y la literatura infantil, por mencionar algunas obras podemos decir que su primera novela, Cerca del corazón salvaje (Perto do coraçao selvagem, 1944) la publicó cuando tenía sólo 19 años de edad, luego publicó La ciudad sitiada (A Cidade Sitiada, 1949); los cuentos Lazos de familia (Lacos de familia, 1960); La manzana en la ocurrida (A maca no escuro, 1961); La legión extranjera (A legiao estrangeira, 1964) y La pasión según G.H. (A paixao segundo G.H., 1964), entre otras más.
  
La vida de Clarice Lispector se puede analizar desde muchas y diversas perspectivas ya que la escritora brasileña demostró ser una gran narradora, que se adelantó a su tiempo y a su época. 

Florencia Abbate analizando su libro Revelación de un mundo: Crónicas de la vidente (2004) sostiene lo siguiente:

“Lispector fuerza el género a su antojo, hasta transformarlo en un medio de plena expresión de su subjetividad. Un tono menor para una empresa mayor: la más absoluta libertad de temas —como señala Amalia Sato en el prólogo— y la omnipresencia de su yo conflictuado. 

Para Lispector, la descripción de sus mucamas merece la misma atención que una carta dirigida a un ministro. Condena la matanza de los indios y comenta la opinión de un terapeuta sobre ella. 

Declara que las víctimas no deben perdonar a los verdugos sino ejercer su crueldad, al tiempo que celebra los pequeños placeres de la intimidad burguesa (la cama, la buena comida, el jardín). 

¿Compromiso social?, ¿frivolidades? No hay contradicción alguna, por un lado porque la fuerza de su estilo borra toda distinción, y por otro porque el fundamento de lo heterogéneo se resume en el título de una de sus crónicas: ‘Me hago cargo del mundo’ ” (Abbate, F.).

Aída Toledo, en su ensayo Visiones discursivas a partir de un canon alternativo: Clarice Lispector, Diamela Eltit y Eugenia Gallardo y el cómo narrar desde espacios femeninos, señala varios aspectos sumamente importantes sobre la obra de Clarice Lispector: 

“Clarice Lispector es una de las primeras en iniciar el trabajo del desplazamiento del sujeto dentro de una  perspectiva femenina. Sus personajes, en la mayoría mujeres, van perfilándose dentro de mundos que las distinguen por su capacidad de observación y análisis. El conocimiento filosófico de Lispector entra en la conformación de estos personajes que suelen exhibir a través del fluir de conciencia las preocupaciones de sujetos femeninos y enmarcar las diferencias entre la realidad que las circunda, y el discurso que las produce”.

(Fuente: Clarice Lispector y la (re)lectura de su personalidad ante las tendencias narrativas de América Latina y el Brasil artístico contemporáneo, de Iván Segarra Báez).



R
ubem Fonseca (1925).
 Escritor y guionista del cine brasileño, estudió Derecho y se especializó en Derecho Penal. No fue hasta los 38 años de edad que decidió dedicarse de lleno a la literatura. 
Antes de ser escritor de tiempo completo, ejerció varias actividades, entre ellas la de abogado litigante. 

En 2003, ganó el Premio Camões, el más prestigiado galardón literario para la lengua portuguesa, y en 2004 recibió el Premio Konex Mercosur a las Letras.

En 1952 inició su carrera en la policía, como comisario en el Distrito Policial de São Cristóvão, en Río de Janeiro. 

Muchos de los hechos vividos en aquella época y de sus compañeros de trabajo están inmortalizados en sus libros. La mayor parte del tiempo en que trabajó, hasta ser exonerado en 1958, fue un policía de oficina, cuidando del servicio de relaciones públicas...

En junio de 1954 recibió una beca para estudiar y después dar clases sobre ese tema en la Fundación Getúlio Vargas, en Río de Janeiro. 

En la Escuela de Policía se destacó en psicología. Rubem veía, debajo de las definiciones legales, las tragedias humanas y conseguía resolverlas. 

Fue elegido junto con otros nueve policías cariocas para especializarse en Estados Unidos. Más adelante, mientras litigaba a favor de hombres que caían injustamente en manos de la justicia -por lo general negros-, Fonseca intentó conseguir un puesto como juez. 
Fue durante esta etapa en la que pudo observar de cerca la corrupción y la violencia, tanto entre ciudadanos como la del Estado hacia éstos, lo cual sería crucial para el desarrollo de su estilo narrativo.

Romeo Tello Garrido,  crítico y profesor de literatura de la UNAM,  en  La violencia como estética de la misantropía en la obra de Rubem Fonseca, nos cuenta que  según el propio Fonseca, para su fortuna no tuvo que recorrer el penoso camino que significa andar tocando las puertas de las editoriales con el manuscrito bajo el brazo esperando que alguna se interese en un escritor desconocido, sino que un amigo suyo leyó los cuentos, le gustaron, le pidió permiso para llevarlos a una editorial y de pronto se encontró con que su libro ya estaba publicado. 

A este libro siguieron otros dos, también de cuentos: El collar del perro (1965) y Lúcia McCartney (1967). En estos relatos aparecen ya muchos de los aspectos característicos de las obras de Fonseca: en la mayoría de los casos se trata de historias sórdidas, algunas apenas esbozadas, otras desarrolladas de manera minuciosa, pero todas planteadas con un realismo desnudo y estrujante; también desde estos primeros cuentos podemos advertir la creación de personajes marginales, comunes aunque llenos de complejidad, pues la mayoría de las veces están conscientes de su marginalidad, conciencia que se traduce en la elaboración de un discurso crítico de las diversas manifestaciones de la existencia en sociedades que anulan cualquier forma de expresión de la individualidad. 

Llama la atención el hecho de que esta actitud crítica las más de las veces se expresa de manera implícita, sin necesidad de acudir a enfrentamientos maniqueos, por lo que en la mayoría de sus obras siempre resulta difícil identificar dónde se encuentran los valores éticos, ya que Fonseca nunca los presenta como conceptos absolutos, sino como ingredientes ambiguos de la existencia.


En octubre de 1975 apareció publicado Feliz año nuevo.
Ya para entonces Fonseca era reconocido como uno de los más importantes renovadores de la moderna literatura brasileña;
sin embargo la publicación de este libro de cuentos acarreó algunos problemas graves al autor, pues en diciembre  del  siguiente  año  fue retirado de circulación por el Departamento de Policía Federal, que prohibió además su publicación y circulación en todo el territorio del Brasil. 

En abril de 1977, Rubem Fonseca inició un proceso para rescatar su libro de la censura impuesta, proceso que duró doce años.

La causa de semejante respuesta por parte de la censura oficial es fácil de identificar: en Feliz año nuevo, Rubem Fonseca vuelve a expresar su preocupación por la temática ya central de su obra: la violencia. 

Se trata de un libro en el que de manera inequívoca nos muestra que la opción por tratar estos temas no es el resultado de las obsesiones de una mente enferma —como se le quiso presentar—, sino que intenta desmitificar los conceptos que en la actualidad se manejan como únicos cuando se habla de crimen, violencia y pornografía, concepción difundida y amparada por lo que Michel Foucault llamó “el discurso del poder.” 

Hay cuentos admirables, en los que predominan la parodia y la ambigüedad. En este sentido sobresalen varios, uno de ellos el que trabajaremos: “Paseo nocturno”. 

El personaje principal es la violencia urbana, actitud sin dueño, ubicua, ejecutada por un industrial, dueño de una inmejorable posición económica que, ante una vida familiar emocionalmente vacía, decide salir todas las noches a matar personas con su automóvil, pues ha descubierto que la agresión es la única manera como puede relacionarse intensamente con los otros.


S
antiago Nazarian ( San Pablo, 1977)

Este joven escritor, guionista, modelo y DJ, con una experiencia tan variada, aborda diversos temas en sus obras: irreverencia, sexo, excesos… 







Masticando humanos (2006), Feriado de mí mismo (2005), La muerte sin nombre (2004),  Olivio (2003) son parte de su obra. Santiago Nazarian señala que a veces su obra es eclipsada por su biografía nada libresca, y algo de ese romanticismo exacerbado, al mismo tiempo melancólico y deliberadamente kitsch, está siempre presente.